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GABRIEL DE SOTIELLO 2 3 5 d ian a . Ese «yo» p o r qué p regun tam o s no consiste en n ue stro cuerpo, como tampoco en n u e stra alm a, co n c ie n c ia o ca rá cte r. Cuando em pezamos a v iv ir con scien tem en te nos encon tram os y a en posesión de u n cuerpo, de un alm a, de u n ca rá c te r determ inado. E l «yo» que es cada uno de nosotros se h a encon trado con esas «cosas» co rpo rales o p síq u ica s y a lo m e jo r nos pasamos la v id a p ro testando, qu e já nd o nos del a lm a que nos h a caído en suerte, de su poca m em o ria o su fa lt a de vo lun tad . «El alma, queda, pues, ta n fuera del yo que es u s ted, como el p a is a je alrededo r de su cuerpo. S i usted se empeña, d i remos que su a lm a es, de la s cosas con que usted se h a encon trado , la m á s p ró x im a a usted, pero no es usted m ismo. H a y que ap rend e r a lib e ra rse de la sugestión tra d ic io n a l que hace co n s is tir siem p re la re a lid a d en a lg u n a cosa, sea co rpo ra l, sea m en tal. Usted no es cosa n in g u n a , es sim plem en te el que tiene que v iv ir con la s cosas, entre la s cosas, e l que tiene que v iv ir, no u n a v id a cu a lq u ie ra , sino u n a v id a de te rm inada. No h a y que v iv ir en abstracto. V id a s ig n ific a la inexo rab le fo rzosidad de re a liz a r el p royecto de e x is te n c ia que cada c u a l es. E ste p royecto en que consiste e l yo no es u n a id e a o p la n ideado po r el hombre y lib rem en te elegido. Es a n te rio r a todas la s ideas que su in te lig e n c ia fo rm a, a todas la s decisione s de su v o lu n tad. S in embargo es nue stro au tén tico ser, es nue stro destino. Nues t r a vo lu n ta d es lib re p a ra realizar o no ese p royecto v ita l que ú lt i mamente somos, pero no puede co rre g irlo , cam b ia rlo , p re s c in d ir de él, o su s titu irlo . Somos indeleb lem en te ese ú n ico p e rson a je p ro g ra m ático que nece sita realiza rse» (31). L a c ita h a sido la rg a , pero me h a p a re cido nece sario no s u p rim ir n ada , puesto que se tra ta de un texto de la m adurez en que con m a yo r p re c isió n e n u n c ia O rtega el núcleo de su pen sam ien to sobre el hombre. A q u í el hom bre y a no se le de fine desde la p sico log ía m e ta fís ic a ; m ucho menos desde la p sico log ía em p írica del siglo pasado. U n a de las conqu istas que m á s tenemos que ag radece r a la fenom enolog ía es la de h ab e r sacado a l hom bre del labo ra to rio de p sico log ía en el que le h a b ía metido el po sitivism o , llam ado aqu í psicologismo. O rte ga adop ta un p un to de v is ta sobre el hombre que no es secundario , sino r a d ic a l; m ed ian te él p retende decirno s lo que h a y en el hombre de in can je ab lem en te hum ano , de m ás hum an am en te hum ano , si vale la exp resión. No se bu scan ta le s o cuale s c a ra c te rístic a s del hombre, sino que se bu sca su ser, el au tén tico ser. C la ro que el e sc la re c im ien to de este ser del hom bre ob liga a O rtega a no sa tisfa ce rse con él 31. IV , 399-340.
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