PS_NyG_1960v007n001p0133_0195

1 9 0 SAN LORENZO DE BR IND IS, ESPAÑA.. m ismo convento de la A n u n c ia d a tu vie ron que s u fr ir no poco de los soldados franceses, como luego expondremos. L a m ism a suerte debió co rre r el capu cho del expresado hábito, que, como se re co rda rá , lo cogió p a ra si So r M.a de la T rin id a d , h ija del marqués de V illa fra n c a , a l cam b ia rle a su lleg ada el h áb ito que tra ía el cuerpo. A no ser que luego fuese cosido a l h áb ito que se llevab a a los enfermos y a cuyo con tacto obró S an Lo renzo numerosos p ro ­ digios. No hemos podido com p robar se h a y a e xtra íd o o tra re liq u ia n i del cuerpo n i tampoco del háb ito fu e ra de algunos pequeños pedazitos de saya l, cabellos o pelos de la b a rb a que los fie le s cogieron al v e ­ n e ra r po r vez p rim e ra el cadáver. L a ba rba se con servaba « la rga y poblada» tod avía en 1677 (164). Pero el P. M iguel, de qu ien antes hemos hab lado , h a c ía con sta r en 1721 que h a b ía visto los restos del Venerab le P. B rin d is cu a tro veces: la s tres p rim e ra s con la s ba rba s h a s ta la c in tu ra pero la ú ltim a «le notó s in n ingun a» , excusando con que seguram en te se h a b ía n dado a los enfermos (165). Po r eso s in duda p regun taba el P. P ro v in c ia l D iego de C a s trillo por el p arad e ro de la s re liq u ia s. Nada sabemos de e lla s posterio rm en te h a sta 1783 en que hubo necesidad de sa c a r a lgu n a s p a ra lle v a rla s a Roma. P a ra eso se hizo el corre spond ien te proceso u n a vez re cib id a s la s c a rta s rem isio ra le s de Rom a. E l enca rgado de lle v a rla s fue el P. F ra n c is c o de A jo frín , a quien se entregó «un hueso g rande que parece se r de u n a p ie rn a y otros menores», d icen la s actas del proceso (166). Pero el P. A jo frín señ a la en sus no tas lo sigu ie n te : «Separaron las re liq u ia s p a ra R om a ; o tra p a ra el Excmo. Sr. Duque de A lba, co ­ mo P a trono del convento po r M arqués de V illa fra n c a , y a lguna s otras p a ra nue stros conventos». Y añ ad e : «Sólo hubo que n o ta r el s e n ti­ m ien to g rande que m o straron la s R e lig io sa s po r la s re liq u ia s que se e xtra je ro n , que aunque no fue ron más que las p recisas, y aún m e ­ nos, re clam a ro n por medio del Rmo. F ló rez, a quien sa tisfizo el Abad» (167). L a s de stinada s a Rom a fue ron env iada s po r medio del marqués de G rim a ld i p a ra que las h ic ie ra lle g a r al P. N ico lás de B u stillo , (164) L. M.” N uñez , 386. (165) Carta del P. Miguel (22 enero 1721) (A rch . Frov. de Cap. de Castilla, 12-00037). (166) Proceso de 1783, fol. 49v. (167) Notas del p. A jo frín sobre su viaje a Villafranca, en Arch. Prov. de Cap. de Castilla, 12-00043.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz