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168 SAN LORENZO DE B R IN D IS , ESPAÑA.. Ciertamente que Felipe III se recordaría aún de aquel Capuchino a quien había recibido más veces diez años antes y que había cau­ sado en su ánimo tan grata impresión. Por otra parte San Lorenzo tenía entre el séquito del monarca poderosos influyentes, como Zú- ñiga y el marqués de Villafranca, para que le introdujesen presto y fácilmente a presencia del rey. Le urgía prevenirle antes de que lle­ gasen los enviados del duque de Osuna. Facilitaba más esas entrevistas el estar hospedado en la casa de D. Pedro de Toledo, su íntimo amigo y su fiel devoto. Hasta el punto de que, según declaración de uno de los testigos, el Lic. D. Antonio Núñez de Quiroga, tan pronto como llegó a Lisboa, «le llevó a su casa y a sus criados dijo que todos le veneraran como santo, que el uno de ellos fue este testigo, y ansí siempre le tuvo por tal» (92). Y no sólo hospedó el marqués al Santo, sino también a sus dos compañeros, haciéndolos sentar a su misma mesa (93). Por ello pre­ cisamente le dieron las gracias los diputados de Nápoles (94). No sabemos concretamente cuántas veces fuese recibido el de Brindis por el rey. A juzgar por las declaraciones de Fr. Juan María de Monteforte, que le acompañó junto con el P. Jerónimo de Casal- nuovo, fueron unas cinco: probablemente tres en Almada y dos en Belén, convento de Jerónimos, a donde se había trasladado última­ mente Felipe III. No tenemos tampoco referencia alguna ni declara­ ción sobre lo que le expuso el enviado de los diputados de Nápoles, ni menos si el monarca le dió esperanzas del despacho favorable de su comisión. Por de pronto parece cierto que aquél entregó a éste un folleto impreso que llevaba por título: El miserable y peligroso estado en que se halla la ciudad de Nápoles, donde se exponía cuanto allí pasaba y las quejas existentes contra el de Osuna. Pero es la verdad que tampoco éste se dormía, y, como es natural, trató de ganar a sus enemigos la partida ante el rey. Por eso mismo el 2 de mayo enviaba dos galeras a España en las que viajaban Juan Tomás Cossa y el Dr. Carlos Grimaldi. Su misión era hablar también con el monarca y dar satisfacción a las acusaciones hechas por el representante de la ciudad de Nápoles, P. Brindis. Por aquéllos envió el de Osuna la suma respetable de dos millones cuatrocientos mil du­ cados, como donativo (95). Presentaron también al rey dos folletos impresos en defensa del duque: uno, destacando los méritos contraí- ( 92 ) L . M .a N uñez, 325 . ( 93 ) IUa., 324 . ( 94 ) C a rta del 29 de ju lio de 1619 , en Anal. O. F. M. Cap., loe. cit., p. 158 . ( 95 ) Colección de documentos inéditos para la historia de España. Documentos relativos a Don Pedro Girón, tercer duque de Osuna, t. 47 , M adrid, 1865 , 112 - 114 .

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