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i 6 6 SAN LORENZO DE B R IN D IS, ESPAÑA.. como relaciones, estudios, etc., que pueden poner al lector al co­ rriente e informarle, más o menos verídicamente, acerca de esta de­ licada cuestión (85). Dando, pues, de lado a todo ello por ahora, sólo consignamos al­ gunas noticias y datos que puedan ilustrar este episodio y a la vez esta segunda embajada al rey de España Felipe in , quellenan los últimos meses de la vida terrenal del Santo de Brindis. Añadimos por nuestra parte algo que quizás no sea conocido o al menos no se ha dado a la publicidad. San Lorenzo asistió al Capítulo General, que se celebró en Roma el 1 de junio de 1618, en el que él fue elegido Definidor. Quiso visitar su ciudad natal para ver sobre todo el nuevo convento e iglesia de Capuchinas que se había levantado en la casa paterna del Santo gracias a sus cuidados y a las limosnas que le habían sido ofrecidas. Ya muy enfermo y sufriendo cada vez más de su antiguo padeci­ miento de gota, se puso al fin en viaje. A mediados de septiembre llegaba a Caserta, pero aquí recibió aviso urgente de dirigirse a Ña­ póles, a donde llegó a comienzos de octubre. En Nápoles se encontró con lo que menos se esperaba. Es su compañero Fr. Juan M.a de Mon- teforte, quien nos refiere al pormenor todo lo que sucedió al día si­ guiente de su arribo. Qu nce o veinte señores de los principales se echaron a sus pies, y, llorando amargamente, le dijeron cómo para evitar ofensas a Dios, daños de las almas y pérdidas temporales con tantos escándalos como allí estaban sucediendo, habían conseguido del duque de Osuna, virrey de Nápoles, el poder enviar un embajador a España, y que para ese delicado cargo le habían elegido a él. El Santo se excusó con insistencia, alegando sus años y su enfermedad, pero luego, al presentarle la obedienc!a del Cardenal Protector de la Orden, viendo «por una parte el mandato del Señor Cardenal Pro­ tector y por otra las lágrimas e instancias de aquellos señores, se aquietó, y, juzgando que tal era la voluntad de Dios, aceptó el en­ cargo y se dispuso a cumplirlo» (86). Después de mil contratiempos y abundantes sobresaltos experi­ mentados por el de Brindis para realizar su viaje, pudo por fin em­ barcarse en Génova el 5 de abril de 1619. Traía por compañero al P. Jerónimo de Casalnuovo y a Fr. Juan María de Monteforte, los que seguirán con él hasta que exhale su postrer suspiro. ( 85 ) C fr. H ila r in o da M ilan o , art. c. : B o n a v e n tu ra da S o r r e n to , o . F . M. Cap., Il capuccino S. Lorenzo da Brindisi al cospetto di Nopali e dei napolitani, S. Agnello di So rren to , 1881 , 37 - 58 , donde se pu b lican todos estos docum entos o ficia le s; Analecta, O. F. M. Cap., £6 ( 1920 ) 141 - 163 , donde igualm en te se tra n s­ criben así como en el M s. 1817 de la B . N. de M adrid. (86) H ilarino , art. c., 281.

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