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BUENAVENTURA DE CARROCERA 1 5 1 No obstante lo indicado, sin poder decir qué pudo suceder aún antes de que San Lorenzo llegase a Roma, el rey Felipe III enviaba al Conde de Castro una cédula (24 de diciembre de 1609), por la que le otorgaba poder de capitular con el Papa y los príncipes católicos de Alemania sobre la liga defensiva que habían formado allí, com­ prometiéndose a ayudarla (51). Eso parecía indicar que el rey Feli­ pe III no exigía aquéllas condiciones que antes había expuesto, a sa­ ber : que el Papa acudiese al socorro de Alemania con una ayuda igual que la suya, y que entrasen en la liga católica todos o la mayor parte de los príncipes de la casa de Austria. Y esto parece ser que fue lo último que consiguió San Lorenzo de Felipe III. No es de extrañar por otra parte esos poderes, al parecer plenos, que el rey otorgaba a su embajador en Roma, porque justamente ya entonces el duque de Baviera y los electores eclesiásticos habían enviado tres embajadores al Papa con el fin de conseguir para la liga la ayuda financiera de éste. Efectivamente: el 30 de enero de 1610 escribía el conde de Castro avisando sobre lo que el Papa pensaba acerca de la liga, y que en Roma estaban los embajadores de los electores pero no para llegar a un acuerdo, sino para pedir. Comunica que el Papa le había ma­ nifestado cómo el P. Brindis llegaría a Roma dentro de tres días (52). Y el 3 de febrero volvía a escribir haber recibido la orden de 24 de diciembre en que se le ordena hacer las capitulaciones o acuerdos de la liga de Alemania en caso de que haya de concluirse en Roma por estar allí los embajadores de los electores (53). Para esas fechas o poco después llegaba a la Ciudad Eterna el P. Brindis, quien, sin duda alguna, se puso inmediatamente en con­ tacto con los mencionados embajadores. No sería aventurado decir que, gracias a él y en virtud del compromiso contraído ante Felipe n i de trabajar para que el Papa acudiese también en socorro de la liga, se logró por fin que el Santo Padre ofreciese dar 200.000ducados con ese destino, si bien manifestó que no podríadarlos hasta sep­ tiembre, a no ser que urgiese la necesidad (54). Pero ese mismo em- ( 51 ) A G S . Estado, Leg. 992 . ( 52 ) C a rta de C astro, 30 enero 1610 (A G S . Estado, Leg., 993 ). ( 53 ) C a rta del m ismo, 3 de feb rero ds 1610 . Ibid. ( 54 ) A sí lo dice el conde de C astro al rey en su c a rta del 16 de febrerode 1610 (A G S. Estado, Leg. 993 ). S a n Lorenzo escribió a l rey dos c artas, fech ad as el 17 y 28 da febrero de 1610 , en la s que le com un ica su llegad a a la C iu dad E te rn a y que el P a p a le h ab ia recibido m uy bien. E n ellas se q u eja tam bién de que se le h ab ía dicho u n a cosa, que precisam ente h ab ía com unicado a l duque de B a vie ra, y ah o ra se en terab a de que a Z ú ñ ig a se le h ab ía escrito otra, por lo cu al se m ues­ tra con trariado. E sa s dos ca rta s se vieron en el Consejo de E stad o el 12 de

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