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1 4 4 SAN LORENZO DE B R IN D IS, ESPAÑA.. venir las cosas y poner los medios antes de que llegase el peligro, «ha pensado, tratándolo conmigo, enviar un hombre urgentemente, y le ha parecido, para no infundir sospechas, ni hacer mucho ruido, que sea el P. Brindis, Capuchino, nombrado por Su Santidad predicador apostólico de estas partes, tanto porque, además del celo y bondad inestimable que tiene, está dicho Padre informado de todo Cuanto sucede y de los accidentes que han ocurrido, como por ser de la absoluta confianza del citado duque (Maximiliano); en el cual, ade­ más de los príncipes austríacos, conviene que Su Santidad y el rey de España tengan especial confianza, como instrumento necesario en caso de urgencia para mover una gran parte de la máquina. Y, habiéndolo tratado ambos con el mencionado Padre, le hemos en­ contrado muy resuelto, no faltando sino el beneplácito y la santa bendición de Su Santidad, quien no hay duda se dará por muy satis­ fecho según su infinita piedad, puesto que ha de ser el fautor y pro­ motor de todo tratándose de defender la religión» (25). Todo convenido, San Lorenzo recogía en Praga las instrucciones que para su viaje y con objeto de despistar a los protestantes le dió el embajador español, al igual que cartas de recomendación para Felipe III y varios personajes de la corte (26). El 16 de junio de­ jaba aquella ciudad dirigiéndose a Munich para entrevistarse allí con el duque Maximiliano (27). Cuatro días después, el 20, Zúñiga escri­ bía de nuevo al rey otra carta de recomendación de San Lorenzo, en la que juntamente le hacía una breve exposición de lo que pasaba en Alemania. Decía, entre otras cosas: El P. Brindis, «General que ha sido de su Orden, es persona de mucha santidad y doctrina y de (25) Laurentius a Brundusio, ob. cit., p. 382. ( 26 ) A G S . Estad o , L eg. 2495 , fol. 8 y 14 . E n la c a rta de recom endación p ara el m o n arca (15 ju n io 1609 ) le dice en tre o tras c o sa s: «Fr. Lorenzo de B rin d is G en era l que h a sido de su O rden y vasallo de V. M., del reino de N ápoles, de quien el em b ajad o r D on G u illén dió n o ticia a V. M. algu n as veces por ser persona de gran d ísim a estim ación en estas partes, atento a la d o ctrin a y san tid ad que en su person a concurren con g ran edificación de los católicos de estas p a r t e s , hase en cargado del negocio de que d ará c u ín ta a V. M .„ n o reparan do en la edad que tiene y fa lta de salud, y así m erece que V. M . se sirv a o írle m uy gratam en te y p a rticip ar del fa v o r que V. M . suele h acer a tan san tas personas». L a s instruccion es que Z ú ñ ig a dió a S a n Lorenzo p a ra el viaje , fech ad as en P ra g a a 8 de ju n io de 1609 , llevan este en cab ezam ien to : «C erca de la jo rn ad a que V. P. Rm a. se dispone a h acer con la bendición y licen cia de S u S an tid ad , y del Señ o r N uncio en su nombre, m e h a parecido ad vertir a V. R cia. lo siguiente». O cupan tres folios (A G S. Estado, Leg:, 709 . fol. 56 ). ( 27 ) C a rta s del N uncio de P ra g a (15 y 27 de ju n io de 1609 ). L aurentius a B run - dusio , o. cit., p. 383 . N o sólo se en trevistó con él sino que tam bién M axim ilian o le dió sus instruccion es p a ra el m ejo r logro de su em b ajada.

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