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PENSAMIENTO FILOSOFICO QUE SE TRAS LUCE EN LAS OBRAS DE S. LORENZO DE BRINDIS Introducción .—Todo hombre es filósofo. En fuerza de su raciona lidad lleva en su repertorio ideológico una serie de principios teóricos acerca de la naturaleza del propio yo, del mundo y de Dios, y otra serie de máximas prácticas sobre la conducta que debe seguir para consigo mismo, para con Dios y para con sus semejantes. Que en su mente esos principios se hallen organizados en sistema o revueltos en estado caótico; que los haya recibido por ajena ense ñanza o que los haya conquistado por su propio esfuerzo; que los ten ga por sola fe —divina o humana— o que los posea también por convencimiento personal en fuerza de propias reflexiones; que estén desarrollados y completos o al contrario, solamente en estado implí cito y germinal..., no obsta a lo que dejo asentado: Todo hombre po see un conjunto de verdades prácticas y teóricas —o quizá mejor, de máximas y de principios abrazados como verdaderos— sobre la pro pia naturaleza, sobre el propio destino y sobre la propia conducta, juntamente con las consecuencias y presupuestos de esos principios, de esa conducta, de ese destino y de esa naturaleza. Tiene, por lo mismo, una filosofía. Lo que se ha dicho de todo ser racional ha de afirmarse con mayor motivo de todo escritor que desarrolla lógicamente un tema o expo ne razonablemente una opinión, ya sea para demostrarla o ya para rebatirla. Para realizar convenientemente esas tareas se precisa lógi ca, vigor mental, intuición, poder analizador y simultáneamente sin- tetista, aspiración a la unidad: es decir hay que filosofar. En tal sentido la filosofía no puede tener adversarios: Y los que lo son o se profesan tales, singularmente si lo hacen por motivos re ligiosos o artísticos, no hacen más que descubrir una lastimosa in consciencia e inconsecuencia. «Nam quisquís omnem philosophiam fugiendam putat, nihil nos vult aliud quam non amare sapientiam»,
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