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A L E JA N D R O DE V IL L A L M O N T E 113 Junto con la ciencia bíblica, el recurso de San Lorenzo a los S an ­ tos Padres y el conocim iento que de ellos tenía, es sorprendente. Por eso, en medida y en los problemas en que existe un pensam iento teológico laurenciano, éste es continuamente un pensam iento teo­ lógico bíblico y patrístico. Los problemas teológicos que surgen más bien al contacto con la filosofía no-cristiana le son casi desconocidos. Siempre quiso alimentar su teología en la Biblia y en los Padres. Y hasta donde él llegó a madurar su pensam iento teológico en varios problemas importantes, podemos decir que San Lorenzo cultivaba úna teología eminentemente y casi exclusivamente bíblica y p a ­ trística. 2.— Contacto de la teología con la vida y la acción de la Iglesia .— Y a hemos hecho alusión a esta característica tan marcada del Doc­ tor de B rind is: La preocupación por problemas teológicos especula­ tivos casi no existe en él. El es el «Doctor apostólico», que estudia y enseña impulsado por las necesidades prácticas de la vida de la Iglesia y de los fieles. San Lorenzo ejerció y ejerce su actividad en forma de total acercam iento y dedicación a solucionar problemas muy concretos de la Iglesia de Cristo. La Bula «Celsitudo ex hum ilitate», resalta también este aspecto de la enseñanza de San Lorenzo: la facilidad con que sabía exponer al pueblo las verdades de salvación (188). Las más profundas verda­ des teológicas eran transformadas por él en alimento espiritual para los fieles. Las verdades que en su inteligencia ten ían una rigurosa formulación científica, cuando eran propuestas a los fieles estaban transformadas en pan tierno y leche delicada para los pequeños her­ manos en Jesucristo. Todos hemos oído los reproches que en nuestro tiempo se hacen a la teología, por parte de los sacerdotes dedicados a la cura de a l­ mas : La teología nos habla, con demasiada frecuencia, de los misterios de nuestra salvación en un lenguaje inaccesible. Su m isma proble­ mática teológica aparece demasiado despreocupada de las necesida­ des aprem iantes de la vida individual la Iglesia y de las necesidades espirituales de los hombres a quienes ha de dirigirse. Se pide con insistencia un mayor acercam iento de la teología a las necesidades y exigencias de la vida religiosa y apostólica (189). También la teología h a de servir d e orientación a la «acción apos- (188 Véase el texto de la Bula más arriba, p. 6 . (189) Cfr. A lejan d ro de V illa lm on te, O. F. M. Cap., Sentido y posibilidades ds una Teología Kerigmática, Naturaleza y G racia 5 (1958) 187-233. El movim ien­ to por una «teología kerigmática», resume precisamente las tres tendencias ma­ yores antes aludidas, que caracterizan la teología de nuestro tiempo. 8

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