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A L E JA N D R O DE V IL L A L M O N T E lOo Lorenzo a este principio al presentar a Cristo como «sol», a María como «luna» vestida de sol, a los elegidos todos como «estrellas». Con una imagen sensible se destaca bien el puesto, la categoría so ­ brenatural especial y superior a los elegidos que María ocupa en la creación sobrenatural:. — Principio de eminencia', todas las dotes de naturaleza, gracia y gloria que Dios ha concedido a los santos, se encuentran en M a ­ ría y en forma más perfecta (163). Podemos ver expresado este principio en la fórmu la laurenciana de que «María es el compen ­ dio de la Iglesia». — Principio de conveniencia: Dios dió a María todos los dones n a ­ turales y sobrenaturales que convienen a su dignidad de Madre de Dios (164). — Principio de semejanza o analogía con Cristo: María tiene en su «orden» privilegios del todo análogos a los que tiene la H um a ­ nidad de Cristo en el suyo. San Lorenzo lo enuncia con estas palabras concisas: ’María in ómnibus Christo similis est quoad naturam, quoad gratiam, quoad gloriam” (165). B) Hacia un ’principio primario” de la Mariología. — Fácilmente se ve que entre los principios señalados no hay una distinción n e ta : se implican unos en otros y todos tienden a unificarse en torno al ú ltim o : semejanza con Cristo. Partiendo del hecho de la íntima unión de María con Cristo en su ser y en su misión, logramos ver más claro sobre la razón de ser de sus especiales dotes sobrenaturales. Según testimonio de Roschini, es San Lorenzo el primero que distingue entre principios primarios y secundarios de la Mariología. E igualmente el primero que propone la maternidad divina como principio fundamen tal de la Mariología, al modo como lo hace los mariólogos contemporáneos (166). San Lorenzo m ismo apenas podía ser más explícito en formular el primer principio de la M ariología: «In sacrosancto hodierno evan - natum Verbum, quae próxima et coniunctissima Christo üt mater». Ibid., p. 211. Cfr. R osch in i, o. cit., pp. 22-S4, donde sa recogen numerosos textos y se ofrece una explicación. (163) «Quidquid virtutis, sanctitatis, bonitatis reperit Deus in Ecclesia et in paradiso, in hom inibus et in angelis accepit ad Virginem dignitate Unigeniti Filii exornandam ». Mariale I, p. 350. Cfr., ibid., pp. 365: 337. (164) «Beata Virgo fuit electa divinitus, ut esset Mater D ei; et ideo non est dubitandum quod Deus per suam gratiam eam ad h oc idoneam reddidit». Mariale, I, p. 475. (165) Ibid., p. 454. Los textos referentes a estos «principios» de la Mariología laurenciana pueden veiss reunidos en R osch in i, cb. cit., pp. 22-62. (166) R osch in i, La Mariología di S. Lorenzo, p. 16.

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