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9 6 T E M A S F U N D A M E N T A L E S E N LA T E O L O G IA . y la conservaron (148). F inalmente, la gloria que en el cielo reciben los ángeles también les viene a los espíritus celestiales bajo la in ­ fluencia de Cristo (149). e’) Jesús primogénito entre muchos hermanos. — Este aspecto de la superioridad de Cristo y su cualidad de centro, cumbre, causa e jem ­ plar y final de todo el orden sobrenatural ta l como éste se verifica en los hombres, ya lo hemos estudiado anteriormente. A l exponer la «orientación cristocéntrica del hombre», quedó bien de man ifiesto. La predestinación — elevación al orden sobrenatural, caída en peca­ do— regeneración -glorificación : son los «momentos» cumbres de la historia religiosa de la humanidad en la actual econom ía de sa lva ­ ción. En cada uno de estos momentos aparece el género hum ano y cada hombre orientado hacia Cristo, encontrando en Cristo la razón de ser, el sentido último y finalidad (150). 2. Jesús y el misterio del pecado. Las relaciones de Cristo con el «misterio del pecado» (pecado de los hombres y de los demonios) no h a encontrado una solución s a ­ tisfactoria en la teología. Creemos que en este punto es de máximo interés la doctrina del Santo Doctor y que aporta valiosos elementos para una solución aquietante. A. Intentos de solución. — Nos referimos, en primer lugar, a la solución tom ista, de sentido infralapsario y «amatiocéntrico». S e ­ gún el tom ismo, en una econom ía de salvación que llam aríam os «ori­ ginaria», Cristo no estaba predestinado a la existencia, ni entraba en los planes de Dios la unión h ipostática, ni la constitución de Cristo como Cabeza de todo aquel «primitivo» orden sobrenatural. Aquella originaria economía de salvación quedó sustancialmente tran sm u ta ­ da por el pecado original. No es que Dios «fracasase» en sus p la ­ nes con motivo del pecado original; pero la caída del hombre m o ti- (148) «Etiam si non peccasset hom o, Christus tarnen Salvator fuisset; non quidem liberando a malis, sed praeservando et conservando in bonis. Sic enim Christus Salvator est angelorum in coelo... Christus universi Dom inus est, etiam angelorum ; sic unicus creaturarum omnium Salvator. Sicut Ioseph dictus est mundi salvator, quia a morte fam is mundum praeservavit». Mariale, I, p. 60. «Ipse enim est qui etiam angelis in coslo innocentiam contulit eosque n e peccarent et perirent salvavit. D. Bernardus ait : «D ictus est Salvator et ante incarnationem et post. Ante quidem, quoniam Salvator angelorum ; post vero quia Salvator ho- minum. Sic et angelis et hom inibus innocentiam et gratiam sanctificantem confert». Quadragesimale II, Op. omnia V-3, p. 364. (149) «A Christo nato ex Maria Virgine glorificantur omnes angeli et sancti in coelo». Quadragesimale II, V-I, p. 440. (150) Véase mas arriba, pp. 63-73.

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