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78 T E M A S F U N D A M E N T A L E S E N L A T E O L O G IA . natural ofrece sobre el hombre. Se trata de ver qué es lo que Dios sabe sobre el hombre y qué es lo que El quiere — mediante la revela ción— , que nosotros opinemos sobre el hombre mismo. Ten ía razón Lutero al señalar, como punto de partida para el concepto cristiano del hombre, a Dios mismo. No hay que buscar el hum an ism o de los hombres sino el human ismo de Dios. Lutero re pudiaba el humanismo paganizante de su tiempo, tan to en el punto de partida como en sus nefastas consecuencias. Propugnaba la vuelta a la auténtica concepción del hombre que se encuentra en la Biblia. Lo malo es que Lutero leyó la Biblia, no según el sentido o analogía de la fe, y siguiendo su «sentido divino» que la Iglesia custodia, sino según los impulsos de su propio talante religioso, según los postu lados de su psicología «hum ana». Y fue desde aquí, desde Dios, desde donde Lutero anuló al hombre. Los teólogos católicos propugnan una defensa del hombre desde Dios y ante Dios. Según se expresa el Tridentino, el hombre ante Dios tiene su «personalidad» religiosa y sobrenatural: tiene una naturaleza sus tancialmente sana, aún v ista desde Dios. Conserva la libertad para el bien natural. En el orden sobrenatural, la iniciativa es exclusi vamente de D ios; pero el hombre coopera a la obra que Dios quiere realizar en su espíritu. Aún bajo el impulso dominador de la g ra cia, que obra en el hombre todo bien, el hombre mantiene su per sonalidad hum ana , su libertad y coopera con la gracia : el hombre es alguien ante Dios. Por otra parte, esta defensa del hombre se hace continuamente desde Dios: es decir, a base de las características fundam en tales con que Dios nos expone «su concepción» del hombre todo a lo largo de la historia sagrada de salvación. Se trata de una interpretación ri gurosamente teológica del hombre. Se quiere defender al hombre no apoyados en los frágiles fundamen tos y motivos que ofrece su ser «na tural», sino apoyados en las serias y profundas palabras con que Dios m an ifiesta su aprecio por el hombre en la Sagrada Escritura. 3 .— El hombre puede ser ’santo” delante de Dios. El concepto del hombre que la Contrarreforma católica oponía al antihum an ismo luterano, a parte de sus aspectos y su valor pri mariamente positivo, era una verdadera «defensa del hombre» ante Dios y desde Dios. Este pensam iento se puede concretar y completar diciendo que el hombre histórico que nosotros conocemos, aún des pués de la ruina moral que supone el pecado original y los pecados personales puede, bajo la acción de la gracia, llegar a ser verdade ramente «santo» ante la m irada de Dios.
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