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A L E JA N D R O DE V IL L A L M O N T E 7 5 el orden religioso moral. El hombre no sólo tenía en sí mismo todas las posibilidades y medios para lograr su perfección como sabio, como ciudadano, como señor de la creación natural, sino también su m ism a perfección m oral-religiosa: su perfección como hombre. Los cultivadores de las humanidades clásicas exaltaban la plenitud moral de los grandes hombres del paganismo. Pero todo ello llevaba consigo fuertes impactos y repercusiones en el orden teológico: la tendencia general a sobreestimar la naturaleza y sus posibilidades y a reducir lo más posible la fuerza de la gracia en la tarea total del engrandecím 'ento del hombre. Y luego en temas m ás estricta mente teo lóg icos: buscar la salvación más en una perfección y moral natural, éticamente honesta, que en la ayuda de la gracia; como si el hombre, por sí sólo, pudiera lograr su «salvación», por sus obras y sus propios merecim ientos, por su prestación hum ana en una p a labra. La gracia quedaba casi relegada a simple ayuda de la n a tu raleza. En el orden moral la prestación hum ana prevalecía sobre la iniciativa y fuerza de la gracia. Y a desde el siglo x i i i , pero ahora en forma absorbente, los sistemas teológicos se presentan organizados sobre ideas elementales tomadas a la filosofía helénica, quedando descartados conceptos básicos y problemas más directamente inspi rados en la Biblia y en la Tradición cristiana antigua. b) Antihumanismo luterano .— Por lo que ahora nos interesa, po demos calificar al luteranismo como un movim iento espiritual in tensamente antihumanista : es una protesta violenta contra la concep ción de Dios, del hombre y del mundo prevalente entonces en Occi dente. Es cierto que Lutero tomó de los humanistas algunos proce dimientos metodológicos externos, por ejemplo, la afición a las len guas clásicas, la interpretación crítica de la Biblia, a base de los tex tos originales, la vuelta a los orígenes cristianos. Pero sólo en lo ex terno y metodológico tiene connivencias con los humanistas. En su íntima y fundam en tal concepción del hombre Lutero sign ifica una fortísima y extremosa reacción contra el humanismo ambiente (96). (96) Para la concepción luterana del hombre puede verse: Barth, Karl, en la colección "Hacia un nuevo humanismo”, presentada por A ranguren, J. L. L „ Ed. Guadarrama, Madrid 1957, pp. 81-92. U rs von Balthasar, Hans, Karl Barth. Dars tellung und Deutung seiner Theologie, Köln, 1951, pp. 136 ss., sobre todo. K ün g Hans, Rechtfertigung. Die Lehre Karl Barths und eine katholische Besinnung, Einsideln, 1957 pp. 23-101. La exposición se refiere a la doctrina de «ju stifica ción» : pero toda la concepción protestante del hombre se pone allí de manifiesto. Karl Barth permanece muy fiel a Lutero en este punto. B ru n n er, Emil, Dokmatik Bd. I I : Christliche Lehre v. Schöpfung u. Erlösung, Zürich, 1950; intenta, m i tigar algunos de los extremos del luteranismo tradicional. V o lk , Hermann, Emil Brunners Lehre von der Sünder., 1950. Münster, 1950; trata todos los temas fun damentales de la antropología teológica protestante.
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