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62 T E M A S F U N D A M E N T A L E S E N LA T E O L O G IA . creto, Lutero pervierte la auténtica doctrina de salvación, en forma especial, por su doctrina de la justificación y posibilidad de la sa l­ vación por sola la fe, sin colaboración u obra hum anas que sean necesarias para la salvación. c) De estos principios doctrinales nada tiene de extraño que la vida religiosa cristiana de la Iglesia luterana esté manchada con enormes vicios y defecciones morales, incompatibles con el au tén ­ tico cristianismo. Frente a la «hipotiposis de Lutero», presenta San Lorenzo la au ­ téntica figura o personalidad de la Iglesia: la ’hipotiposis de la Igle­ sia católica”. El retrato, la fisonom ía sobrenatural de la Iglesia católica está constituido por los siguientes caracteres: — La Iglesia católica posee la misión divina, la m isma que re­ cibió Cristo para salvación de los hombres. — La Iglesia se presenta con las notas distintivas de la «verdadera Ig le sia »; especialmente con la más señalada de tod a s: está fu n ­ dada sobre Pedro, y sus sucesores los Pontífices romanos. — Sola la Iglesia posee la «doctrina de salvación» sin corromper, especialmente en un punto tan esencial como es la doctrina de la justificación y el cam ino de salvación por la gracia de Dios y la cooperación humana. — F inalmente, empleando las palabras de Cristo «por sus frutos los conoceréis», a los que son de Cristo y a los que no lo son. La Iglesia católica con sus frutos de santidad y de buenas obras acredita que ella posee los principios y fuentes de la san tidad : ella es la verdadera única Iglesia de Cristo. A más de un lector se le hará pesada la lectura de la «H ipoti­ posis» de San Lorenzo; cargada de repeticiones, con estilo oratorio difuso, fa lta de orden y organización estrictamente científicos. Si en focamos toda la obra en torno a esta doble «hipotiposis», la del luteranismo y la de la Iglesia católica, entonces se llega a percibir su unidad fundamen tal, una idea superior que preside todo el de­ sarrollo en cada uno de los puntos que hemos estudiado anterior­ mente. Al mismo tiempo nos damos cuenta m ejor de la índole de esta ’defensa de la Iglesia” que San Lorenzo preparó frente al lu ­ teranismo de su tiempo.

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