PS_NyG_1960v007n001p0031_0116
A L E JA N D R O DE V IL L A L M O N T E 59 La fisonomía del luteranismo está determ inada por dos elem en tos principales: a) la fisonom ía o personalidad religiosa y moral del fundador, Lutero; y b) por las características espirituales de la Ig le sia por él reformada. Lutero, en el con junto de su personalidad religiosa y moral, está muy lejos de poseer las cualidades y dotes específicas de un enviado de Dios. Más bien se pueden señalar en él, piensa San Lorenzo, todos los rasgos de un «hereje», con todo sentido peyorativo y recargo de taras morales que este apelativo lleva consigo en la conciencia cris tiana y en el ambiente cultural de la época, de base cristiana. En todo tiempo y para todos los iniciadores de algún movim iento religioso, la personalidad moral del «fundador» ha tenido un desta cado poder atractivo y fuerza apologética. En el caso de Lutero San Lorenzo, en los medios alemanes que él conocía, habría podido obser var el hecho de una especie de «mesianismo», que se hab ía ido fo r mando en torno al Reformador. Para los ambientes populares a los que se dirigía San Lorenzo, este extraordinario prestigio de Lutero constituía una de las mayores dificultades de conversión a la Iglesia católica. Nunca ha habido ningún heresiarca o reformador religioso que posea para sus secuaces tan ta autoridad como Lutero entre sus luteranos, dice San Lorenzo (70). Portador de una misión directa mente dada por Dios, Lutero se presenta ante sus alemanes con una autoridad superior a todos los doctores de la Iglesia, a los Papas y concilios: todos pudieron errar y se equivocaron de hecho, pero Lu tero no (71). Es el hombre enviado por Dios para sanar al pueblo cristiano de sus dolencias, para ilum inar al mundo, para reformar la Iglesia, sacar el Evangelio y la Biblia de la oscuridad e ignorancia en que estaban sepu ltados; él es la boca de Cristo, órgano del Espí ritu Santo (72). Lorenzo llama a estos incondicionales de Lutero «lu - terícolas, luterólatras». En este mesianismo luterano, en este auténtico «culto de Lutero», ve nuestro Doctor uno de los principios básicos de la Reform a lu te rana (73). Naturalmente, se trata de la forma popular del lu teran is- (70) «Principium indemonstrabile est Lutheri apud suos auctoritas...». II-2, p. 350; ibid., pp. £48-349. Ibid., vol. II-l, pp. 46-50. (71) «Oínnes sancti Fatres... universa tándem simul Ecclesia apud ipsos errare potuerunt errauntque; solus Lutherus minime p otu it!». Lutheranismi. Hypotip., II-l, p. 47. (72) «Hom inem faciunt divinitus missum... ad reformandam Ecclesiam, ad eruendum e tenebiis Evangelium, Divinarum Scripturarum lumen, doctorem om- nium doctorum ... Christi os, Spiritus Sancti electum sanctumque organum». Ibid., p. 47. (73) II-2, p. 347. Los textos principales referentes a la «personalidad» y valor de Lutero están en el vol. II-2, pp. 326-352. Vol. II-l, pp. 46-50.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz