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A L E JA N D R O DE V IL L A L M O N T E 57 5 .— Hipotiposis del Luteranismo e Hipotiposis de la Iglesia. Su obra polémica y apologética de la Iglesia la tituló San Loren zo «Hipotiposis». Este título nos lleva a reflexionar no sólo sobre la índole, sino también sobre la orientación general que el santo Doctor impone a su «defensa de la Iglesia católica ». «Hipotiposis» quiere decir descripción de una persona o cosa, se ñalando al vivo sus rasgos más característicos. San Lorenzo, al esco ger para su obra Apologética el mencionado título, quiere presentar a sus lectores «la fisonom ía espiritual, moral y religiosa de Lutero y su Iglesia», frente a la fisonom ía y rasgos espirituales con que se presenta la Iglesia católica, para después, refiriendo ambos «tipos de la Iglesia» a la Sagrada Escritura, a la Tradición, al buen sentido moral y religioso del pueblo cristiano, cada uno pueda determinar, con claridad y seguridad, cuál es la verdadera Iglesia de Cristo. En medio de su enorme extensión, sus repeticiones, la reiteración de motivos e insistencia en los m ismos temas, tal vez podríamos ir señalando en la obra apologética de San Lorenzo un hilo conductor, una idea rectora que nos sugiere el m ismo título de la obra: Hipoti posis. En efecto, Lorenzo parte del hecho de que en el pueblo cre yente, en el buen sentido religioso y cristiano de la gente, existe to davía, sin adulterarse del todo, la idea grandiosa de lo que debe ser la Iglesia de Cristo. Esta idea grandiosa de lo que debe ser la Iglesia verdadera, la ha adquirido el «hombre cristiano», mediante las en señanzas de la Escritura, la Tradición, la experiencia religiosa cris tiana acuminada durante siglos y contrastada en la lucha contra con cepciones adversas durante toda la historia del cristianismo. Ahora bien, parece argumentar San Lorenzo todo a lo largo de su obra, la institución que responde a ese «ideal de Iglesia verdade ra», tal como el recto «sentido cristiano» concibe que debería ella ser, es ún icamente la Iglesia católica, no la Iglesia reformada que nos viene a presentar Lutero. Y en forma más concreta : La Iglesia ca tó lica, por su transcendencia, por su seguridad doctrinal, por la adm i rable santidad de vida en sus principios y en sus m iembros; por su arraigo en la Escritura y en la Tradición ; porque responde al mejor sentido moral, religioso y cristiano de los hombres a quienes se pre sen ta ; en una pa labra : la Iglesia por su fisonomia=personalidad so brenatural, se impone ante los ojos de todos como la única verdadera Iglesia que Cristo instituyó para la salvación de los hombres. Por el contrario, el luteranismo en su «fisonom ía»=pe rsona lidad religiosa, no tiene los rasgos vivientes, distintivos de la Iglesia de C risto ; como lo demuestran la inconsistencia y contradicción doctrinal; la nove dad de su doctrina, sin arraigo en la Escritura ni en la tradición cris
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