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55 T E M A S F U N D A M E N T A L E S E N L A T E O L O G IA . ligión cristiana donde hay que recurrir en ú ltima instancia es a la fe de la Iglesia. La Escritura m isma nunca la podemos encontrar fu e ­ ra de la Iglesia. Por eso en las cuestiones difíciles y disputables «no hay que recurrir a la Escritura, sino hay que ver a quienes se en ­ tregó el depósito de la fe y la guarda de la moral cristiana. Es de­ cir, hay que buscar en primer término a la Iglesia, para poder encon ­ trar — en ella— a Cristo y el auténtico sentido de la Escritura» (66). En el recurso a la Iglesia, lo más fácil y obvio es recurrir al M a ­ gisterio vivo e infalible tal como se ejerce en cada mom ento de la historia, según indicábamos hace un momento. San Lorenzo casi nunca recurre al Magisterio de la Iglesia tal como se expresaba en su tiempo, por ejemplo, a la autoridad infalible del Concilio T riden - tino. Ello se explica por la finalidad concreta, antiluterana, de sus escritos polémicos. Polemizando contra el luteranismo era metodo­ lógicamente desacertado invocar la autoridad del reciente concilio Ecuménico, ya que precisamente su intervención doctrinal se diri­ gía principalmente contra los protestantes y se refería a las cuestio­ nes dogmáticas controvertidas con ellos. Por ese motivo, San Loren ­ zo recurre continuamente a la « Tradición» como norma de fe y cri­ terio para dirimir las disputas teológicas. Las verdades tradicionales, lo que siempre y universalmente fue mantenido por la Iglesia podía, en principio, ser más fácilmente aceptado por los protestan tes; ya que ellos se gloriaban de querer volver a la Iglesia antigua, la Ig le ­ sia de los primeros siglos a la que no había alcanzado la corrup­ ción da los mil años». Con este procedimiento Lorenzo se siente cons­ tan tem en te en la línea de los Santos Padres y doctores de la Ig le ­ sia antigua que siempre refutaron a las nuevas herejías recurrien­ do a la Tradición de la Iglesia. Y cuando el recurso a la Escritura se hacía preciso, la Escritura era utilizada, ante todo, como «libro de la Iglesia», de cuyos misterios doctrinales sola la Iglesia posee el secreto (67). ( 66 ) «Neque enim extra Ecclssiam potest esse veritas Scripturarum ... Quare non ad Scripturas provocandum ait, sed inquirendum quibus com petat fides ipsa et quibus tradita sit disciplina Christiana. H oc est, inquirenda cum primis Eccle­ sia est ad inveniendum Christum reperiendamque Scripturarum veritatem». II-2 pp. 70-71. , (67) «Idcirco, inquit (Lirinensis), propter tam varios errores anfractus necesse est, ut propheticaa et apostolicae interpretationis linea secundum ecclesiastici et catholici sensus normam dirigatur». Lutheranismi Hypotip., H-2, p. 166.

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