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52 T E M A S F U N D A M E N T A L E S E N LA T E O L O G IA . Term inamos este apartado con la definición y descripción de lo que es la Iglesia, según San Lorenzo. Recorre el santo Doctor las diversas acepciones en que se tom a la palabra Iglesia en la Escri­ tura. Después de analizar la term inología bíblica se refiere al con ­ tenido real que ella expresa, para calificar de la Iglesia como casa y templo de D ios; pueblo de selección; sacerdotes y reyes del Señor. Y term ina afirm ando que por Iglesia entendemos un pueblo o so­ ciedad que posee, por gracia de Dios, la verdadera fe y la verdadera religión o culto (54). , Desglosando un poco esta definición encontramos sintetizados los elementos constitutivos esenciales de la Iglesia, en lenguaje esco­ lástico sus causas, en esta fo rm a : El elemento material de la Iglesia lo constituyen los hom bres; el elemento formal es la fe y la profesión de la religión cristiana que le hace al hombre cristiano y miembro de Cristo. La causa final es, naturalm en te, la gloria de D io s; pero más inm ediatamente es nuestra regeneración y salvación por el Bautismo y la fe que recibimos al entrar en la Iglesia. La causa eficiente es doble: la principal es Dios, ya que Jesucristo llam a a la Iglesia «mi Iglesia», obra y fundación suya. Fundadores humanos y por tan to causa secundaria son los Apóstoles, llamados, ’fundamento” de la Iglesia, junto con Cristo (55). 4.— La Iglesia y la Escritura. En cada uno de los puntos estudiados se ha ido marcando, cada vez más nítida, la diferencia infranqueable entre la eclesiología lu ­ terana y la católica. Al estudiar las relaciones entre la Iglesia y la Sagrada Escritura en ambas confesiones, Lorenzo llega a descu­ brir el «principio formal» de distinción entre ambas, en su fo rm u ­ lación más cla ra : La regla única de la creencia es la Sagrada Escri­ tura, según Lutero. Según la doctrina católica que expone San Lo ­ renzo, la norm a inmediata de la fe cristiana es el Magisterio vivo e in falib le; que se alimenta de lo que está revelado en la Sagrada Escritura y la Tradición no escrita. Conviene pues determ inar cu i­ dadosamente lo que sign ifica exactamente la Sagrada Escritura den ­ tro de la Iglesia fundada por Cristo. Lorenzo estima que el principio formal básico en la doctrina lu ­ terana podría formularse a sí: no hay que creer sino lo que expre­ samente se contiene en la sagrada Escritura; sola la Escritura es (54) «Ex his autem omnibus intelligimus Ecclesiam nihil aliud esse quam popuium v£ra fide, veraque religione divino munere imbutum». II, 2, p. 26; cfr. ibid., pp. 25-26. (55) Ibid., pp. 26-29.

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