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SEXTO MARIA DE PESQUERA, O. F. M. CAP. 197 Además, como se va engrosando labola de nieve al rodar, así el volumendeesteproblemaseensanchasi, del númerode fieles sobre que ha de ejercer el sacerdote sus cuidados pastorales, se pasa a lamensura del área de terreno enque debemoverse. Unos 40 kiló­ metros cuadrados por sacerdote resulta insólito enel viejomundo: enItaliavienenacorresponderunos2kilómetros; yenEspaña, unos 16. Ahora bien, en Iberoamérica, salvo excepciones de países muy reducidos, oscilalacifraenlos 300ylos 1.733que, vemos, seapunta Bolivia con las cimas más encumbradas del mundo enlaCordillera de los Andes. Tan alta cantidad de kilómetros unido a la escabro­ sidad del terreno o espesura cerrada de las selvas tropicales, al desperdigamiento —un 70% de sus habitantes—de los moradores por páramos ograndes sabanas sinagrupaciónurbanística alguna, junto con la falta de vías de comunicacióny nomenor escasez de demedios de transporte rápidoy seguro, rindenesteministerio sa­ gradomuydificultosoyretardatario. Porquequiense figure aAmé­ rica según el tecnicolor del cine ocomo unbello y extendido aba­ nico de carreteras por donde, libre y velozmente, marchan los últi­ mos modelos de las mejores marcas de automovilismo, no se halla en laverdad. Las buenas rutas turísticas y los lujosos ynumerosos vehículos de locomoción, prestos a toda hora y con rumbo hacia cualquiera de los cuatro puntos cardinales, es unlujo y comodidad que sóloel viejoContinentepuede, por ahora, disfrutar gracias asu técnica y progreso. En el Nuevo Mundo —excepción hecha de las pistas internacionales y de las que van bordeando la costamaríti­ ma o siguiendo el curso de los grandes afluentes—,el únicomedio detransporte, conhorarioseguroyservicionormal, esel avión. Pero sóloenlazaalasprincipales ciudades. El restodel itinerariohayque recorrerlo como laoportunidadsepresente: enjornadas agotadoras de apie, en caballería, en carricoche o ennave muy rudimentaria de vela oremo, y, enel mejor de todos los casos, enun incómodo, aunque corredor, jeep... Además, hoy por hoy, en la mayoría, y casi sería más exacto decir en la totalidad, de los casos, este recorridopor misión sacer­ dotal y espiritual tienen que efectuarlo sacerdotes y religiosos que hanllegadoallí deotras naciones católicas; yque, por consiguiente, noposeenperfectoconocimiento, como los nativos, de las quebradas del terreno, ni de la variedady alternancias de las condiciones cli­ matológicas; marchan expuestos al albur de un sin fin de riesgos siempre seguros en el misterio de aquellas selvas inmensas y sin los secretos del mágico arte de acertar a meterse, pronto y muy íntimamente, en el corazón de sus visitados, pues, desconocen la idiosincrasia, ritos y costumbrismos de aquellas gentes... Todo esto

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