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S IX T O MARIA DE PESQUERA, O. F. M. CAP. 189 labores, ylehagagustar el consuelode luchar apostólicamente por Cristo ypor la Iglesia». Y después, en la Declaración de clausura, dada a la publicidad como resultado de las deliberaciones de la Asamblea, en la que se señala todo unvastísimoymuyeficazplanparael fomento ypro­ gresode las vocaciones sacerdotales y religiosas, se expresanasí en ordena los Institutos Religiosos que allí trabajan: ”La colaboración de los religiosos de ambos sexos en el de­ sarrollo del catolicismo en la América Latina ha sido siempre importante y decisiva. La historia del descubrimiento, conquis­ ta y civilización del Nuevo Mundo nos lo recuerda. Fueron religiosos y franciscanos, dominicos y mercedarios, los primeros misioneros y evangelizadores de América. Ahora también, después de cuatro siglos, esta cooperación de los re­ ligiosos sigue siendo fundamental para la causa de la Iglesia en este continente, no sólo por la ayuda que prestan a los Obispos en cada diócesis, sino también por el número y exce­ lencia de las obras de carácter social, benéfico, cidtural y re­ ligioso, que tienen a su cargo en todos los países. Esto explica el interés inmenso que tiene el Episcopado latinoamericano por el incremento de sus vocaciones y el perfeccionamiento de sus obras. La Conferencia, en su reunión del viernes 29 de julio, trató sobre la coordinación del clero nacional y no nacional en todas las obras de apostolado, sobre la colaboración que tanto los re­ ligiosos como las religiosas prestan a las obras diocesanas or­ ganizadas por cada Obispo, y especialmente sobre la importan­ cia y trascendencia inmensa que tiene la cooperación de los laicos (o seglares), en el apostolado de la Iglesia, para desarro­ llo y progreso de la vida católica en América” (7). Nos es sumamente grato, enhonor de la verdad, trascribir estos párrafos delanotavibrantedel EpiscopadoLatinoamericanoenala­ banzaalas Ordenes Religiosas, proclamandounarealidaddeayery de hoy. Y esto tanto más, cuanto que recientemente hemos leído artículos e informaciones sobre la cooperaciónsacerdotal que Espa­ ñaprestaalaIglesiaenIberoamérica, ydeesta realidad de siempre nosehace ni mención. El silencionoes recomendable enlos temas católicos, ymuchomenos cuandose trata deplumas quedefienden lamisma causa noble. (7) E cclesia, 2 (1955) 201-202.

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