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186 PROBLEMAS ACTUALES DEL CATOLICISMO. tica, completa y exacta, de lo que la realidad era en sí: fuerzas operantes del bien y potencial del mal, tácticas de mejores resul­ tados yobstáculos dechoqueydedestrucción, ganancias ypérdidas, lo que constituía alentadoras esperanzas y lo que era peligro de emergencia... Porúltimo, eranconvocadosparaacudir aestamagna asamblea: todos los cardenales de laAméricaLatina; representantes del epis­ copado de cada nación, designados en junta por el mismo y en la proporción de uno por cada provincia eclesiástica; los Ordinarios inmediatamente sujetos a la Santa Sede y los prelados deMisión: Vicarios yPrefectos Apostólicos... Y por razones geográficas ehis­ tóricas, seconcedíapuestodeobservadores alos delegados del Obis­ padodeEspañaydePortugal, de las Islas Filipinas, de losEstados Unidos y del Canadá. También se convocaba a determinados ecle­ siásticos, relevantes por sus dotes personales y peritos en las ma­ terias objeto primordial del Congreso. De hecho, en la tarde del 25 de julio de 1955—solemnidad de Santiago Apóstol, santo patrono de laHispanidad—, se reunían en el acto inaugural de laAsambleaybajo lapresidenciadel Cardenal Piaza, en el Instituto del Sagrado Corazón, de Río de Janeiro: 8 Cardenales, —los dos de la Argentina no pudieron acudir por las difíciles circunstancias políticas en que se veía, en aquella fecha, envueltoel país—, 43 arzobispos y59obispos; mas uncortonúmero deselectoseclesiásticos, entre losquenosesgratocitar al P. Buena­ ventura Kloppenburg, O. F. M. Y estaba también presente, por expresa disposición del Sumo Pontífice, el Secretario de la S. Con­ gregacióndeAsuntosEclesiásticosExtraordinarios, S. E. Rvma. Mon­ señor Antonio Samoré. Todo esto era exponente de la excepcional importanciadel acto. Se inauguró con la lectura de la carta apostólica «Ad Ecclesiam Christi», dirigida al Cardenal AdeodatoJuanPiazza comoPresiden­ te de lamagna asamblea, yenlaque el Papaexponíatoda lapro­ blemáticay las razones de íntimayperentoria necesidadparapro­ ceder a lamisma. El Cardenal Legado llamóaeste documentopon­ tificio la « carta magna » de la Asamblea. Y posteriores pensadores lahan reconocido como la «carta magna del Catolicismo » en Amé­ rica Latina. Pues, el Papaexponía, convisióncompletadelarealidad yconacabatécnica, todocuantodicerelaciónconel desarrollodela fe yde lapiedadenaquellas cristiandades. Diríase que con lectura tanrealista se está como enuna sesiónde cinerama. Durante nueve días consecutivos—del 25 de julio al 4de agosto de1955—, sesucedieronel estudioydiscusióndelasponenciasyde­ más cuestiones sujetas a deliberaciónde la junta, tanto en las se

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