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168 C R IS T IA N IS M O Y CU LTU R AS HUM AN AS acción del espíritu se manifiesta ante todo en el «dok im a zeim , es decir: « dans la capacité de prendre, daris toute situatíon donné, la décision morale con form e a l’Evangile » (20). Puro subjetivismo moral frente a la moral objetiva. Basta esta breve referencia al principio fundamental que estruc­ tura la moral cristiana, según O. Cullmann, para denunciarla como auténtica «S itua tion seth ik -ética de situación», esa «moral nueva » que el Papa Pío X I I tan certeramente impugnó en varias alocucio­ nes y sobre la que el Santo Oficio dió una «Instructio» condenato­ ria (21). Cuán tajante sea la discrepancia entre la norma del Santo Oficio y la dirección de O. Cullmann lo manifiestan ante todo las palabras concisas de la Instructio en las que se afirma que la «Etica de situación», no quiere fundarse en los principios de la Etica obje­ tiva «quae ultimatim in ” E sse” fundatur». Nos imaginamos la repug­ nancia que sentirá el teólogo protestante ante tan clara referencia a la metafísica griega. De nuevo, el pensamiento católico, asimilador de toda verdad, aprovecha la filosofía del ser, tan profundamente pensada por el genio griego, para enunciar el fundamental principio ético de que el obrar debe anclarse en el ser. « Operari sequitur esse ». Si somos seres racionales, como tales debemos conducirnos. Etica natural estudiada por la filosofía griega. Si somos cristianos, ello impone una ulterior obligación sobre la ética natural. Convenimos con O. Cullmann en que esta ética cristiana tiene que fundarse en el dogma. Pero es inadmisible que deba dejarse al gusto y regusto de cada cual su aplicación concreta. Antes bien: el mismo dogma im ­ pone la necesidad de leyes universales para todos los cristianos. Dejar la moral cristiana a la inspiración privada del Espíritu que habla a cada fiel creyente, es sentar las bases de esa falsa «Etica de situación» que sintéticamente enmarca la Instructio del Santo O fi­ cio con estas expresiones: «Decisivam et ultimam agendi normam statuunt non esse ordinem obiectivum rectum... sed intimum aliquod mentís uniuscuiusque individui iudicium ac lumen, quo si in concre­ ta situatione posito innotescit quid sibi agendum sit». El Santo Oficio en esta ocasión se ha dirigido a los profesores y escritores católicos. La obra de O. Cullmann nos descubre muy bien de dónde históricamente ha venido este error, muy conforme con los principios de la teología protestante, pero totalmente opuesto al pensamiento católico. (20) O. y l. c. El subrayado es del mismo O. Cullmann. (21) Las alocuciones del papa, véanse en AAS 44 (1952), 270-278; Ecclesia, 1 (1952), 371-373; AAS, 44 (1952), 413-419; Ecclesia, 1 (1952), 452-455; AAS, 45 (1953), 278-286; Ecclesia (1953), 453-455. La Instructio en AAS, 48 (1956), 144-145; Ecclesia, 1 (1956), 418.

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