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CA R L O S DE V IL L A P A D IE R N A , O. F . M . CAP. 147 hijos. Cada niño recibe la primera ficha con la cubierta, y las de más a medida de su iniciación progresiva. La atención del niño es estimulada no sólo por la nueva ficha que recibe, sino por las fotos que le ponen en contacto con el ambiente concreto de los personajes bíblicos; por el tono directo de la exposición, sobre todo por el texto mismo de la Biblia que se lee tal cual, sin paráfrasis, que se halla al dorso de la ficha y que él mismo consulta. El niño no sólo está en contacto con verdades, sino principalmente con Alguien; escu cha, no fórmulas teológicas, sino el testimonio vivo, cálido y sedu- cente de los Patriarcas, de los Profetas, de los Apóstoles, de la Iglesia... En la ficha de introducción a esta experiencia catequética se pone de manifiesto la función de la Biblia como base de una ense ñanza viva, más pedagógica y más tradicional: «Los hechos bíblicos, aunque pertenecientes al pasado, tienen un valor actual para el cre yente; se encuentra siempre, como en una filigrana, un gran vi viente: Dios, el Eterno; el mismo del Evangelio, en su humanidad, no es un muerto, ni una figura del pasado, es para siempre el re sucitado de Pascua. La Biblia es una historia; se ve obrar a Dios, se ve vivir a los hombres para la realización de un gran designio divino. Y esta acción de Dios, y este modo de -obrar de los hombres tienen analogías constantes con nuestra vida de cada día. Estos hechos lejanos, estos personajes de nombres extraños se hacen familiares, entran fácilmente en la vida y en el pensamiento de los niños y de los adultos, porque sus acciones y gestos delante de Dios son de siempre» (9). Un catecismo bíblico no es una colección de textos agrupados en función de una teología, sino que la misma Biblia — en cuanto His toria de Salvación— debe ser el punto de partida, el centro y el fin de la catequesis, según la práctica primitiva y tradicional de la Iglesia. Prudencia. Y ya que hablamos de pedagogía y de nuevos métodos de cate quesis, conviene advertir que en un problema tan difícil, la mayor y más luminosa pedagogía es la cautela y la prudencia. Esto nos lo dicta la razón; pero nos lo dicen también las sabias intervenciones de la jerarquía eclesiástica para rectificar criterios, precisar posiciones y orientar en las nuevas tareas. ¡Qué difícil es proponer a los fieles (9 ) F r a n ss e n -, D o m I r e n e e , Vers un Renouveau Viblique de la Catéchese, en Bible et Vie Chrétienn, 9 (1 9 5 5 ) 99-100.
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