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100 DEMOGRAFIA DE UNA POBLACION RURAL decir, m eno res de quince años y m ayo res de sesen ta y cuatro . E ste indece es algo m enor p a ra el pueblo de V illo ría por la razón que hemos aducido an te rio rm en te : porque la con figu ración de la p i­ rám ide es regu lar como consecuencia de u n a lim ita ción m ig ra to ria en la s ú ltim a s décadas. E ste fenómeno puede advertirse en el rápido cre cim ien to de la población vegetativa a p a rtir del año 1940. L a com paración en tre la s personas «dependientes» y «contribuyentes» en este m un icip io es algo m enor que la del ambien te r u ra l n o rte a ­ m ericano . Po r cada m il personas «contribuyentes», existen 649 m e ­ nores de quince años y m ayores de se sen ta y cuatro. E l sexo tiene, adem ás del p rim e r momento de so rp resa p a ra los progenitores, un elevado in te ré s social. L a propo rción de los sexos en un a población dada es bien c a ra c te rís tica de la e stru ctu ra demo­ g rá fica . E s ta composición espon tánea puede ser a lte rad a por la in ­ m ig ración . Pero y a este hecho tiene su sign ifica ción . E n tr e los in ­ m ig ran tes campesinos a la ciudad suelen con ta r un m ayo r número la s jóvenes en tre los 15 y 25 años. De no m ed iar e sta c irc u n s ta n c ia de la inm ig ra ción o de la em ig ración el sexo num é ricam en te m ejo r representado es siempre el sexo m ascu lino en un a d e term inada p ro ­ porción. Ro to el equilibrio de esta proporción en grado ex trao rd i­ na rio la s consecuencias se adv ie rten en el índ ice de nup cia lid ad , de n a ta lid ad y de m o rtalidad . L a s repercu siones de esta despropor­ ción no son sólo de ca rá c te r demográfico sino tam b ién de orden social. L a fa lta de m u je re s se advierte en el abandono y desaliño de personas y v iv iendas en ambien tes m inero s, en la s g randes in ­ du stria s del h ie rro y en otros cen tro s donde el predom in io del sexo m a scu lino es absoluto. T am b ién se advierte un a im p ron ta sicolog ía en los am b ien tes de m ayo ría fem en in a como son la s in d u stria s tex ­ tile s o la s v illa s o pequeñas ciudades residen cia le s. Y a se in sin u ab a an te rio rm en te que la población ru ra l se d istingue de la población u rb an a p recisam en te por un ligero predom inio del sexo m ascu lino . L a s labores ag ríco las son ta re a s em inen tem en te m a s­ cu lin a s, ta re a s de esfuerzo m u scu la r y de re sisten cia física . L a s e s­ tad ística s de E stado s Un idos a p a rtir de 1820 h a n demostrado esta p reponde rancia con stan te del elemento m ascu lino sobre el fem e­ n ino en ambien tes ru rales. E n la s ciudades se produce el fenómeno con trario . P a ra el censo de 1950 la proporción de los sexos se c a ­ ra cte rizab a de la sigu ien te m ane ra . A la población u rb an a co rre s­ pond ían 94’1 hombres por cada cien m u je re s; en la población ru ra l no cam p esina por cada 100 m u je re s h ab ía 10 2 ’7 hombres, y en la población ru ra l cam p esina 109’8 hombres. E s ta s comparaciones, b a ­ sad as en la población to tal, pueden in d u c ir a fa lsa s in terp reta cione s en los países de u n a fuerte inm ig ra ció n , sea e x tra n je ra o n a cio n a l.

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