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JOAQUIN DE ENCINAS, O. F. M. CAP. 97 cológicos en la s d ive rsa s regiones. Con todo perm anece tam b ién la ley gene ral que asigna un m ayo r p o rcen taje de elementos «extran ­ jeros» en la s ciudades que en el campo. E l elemento aborigen con s­ tituye ca si en su to talidad la población ru ra l. U n ejemplo lo con s­ titu ye el censo de 1950 en los E stado s Unidos. Lo s nacido s de ex­ tra n je ro s en el am b ien te ru ra l sum aban el 2, 4 % de toda la pob la­ ción cam p e sin a ; m ie n tra s que en el ambien te r u r a l no campesino , como son la s pequeñas v illa s o la s poblaciones c e rcan a s a la g ran ciudad , los nacido s de ex tran je ro s e ran el 3, 5 % y en ía población u rb an a el núm ero se eleva a l 8 , 9 % . E l escaso número de «elemen­ tos extran jero s» en el campo, hace m ás fá c il su a sim ila ció n que en los am b ien tes u rbanos. E s in te re san te la inve stigación que se h a h e ­ cho en Estad o s Un ido s sobre el dom inio de la lengua ing le sa en los elementos ex tran je ro s. L a fa lta de com un icación con o tras gentes les obliga a ap rende r, a los ex tran je ro s residen tes en el campo, con m ás rap idez el id iom a inglés. E n la población de V illo ria el elemento n a tivo (84 % ) supera con mucho a los inm ig ran te s (6 % ), que en su m ayo r parte provienen de regiones ce rcan a s. L a fig u ra 1, da u n a idea del movim iento in m i­ grato rio según los datos del m encionado pad rón . Su número no es su ficien te p a ra a lte ra r n i la s costumbres o trad icione s, n i la p ir á ­ m ide dem og ráfica . Po r an ticip ado puede a sen ta rse , dado su escaso núm ero , que se a sim ila n to talm en te al ritm o de v id a existente en la población n a tiv a . E n ca si todos los casos el elemento im ig rato rio es debido a l m atrim on io , o a los fun cion a rio s públicos. E s curioso ad v e rtir el m ayo r núm ero de m u je re s que, eviden tem en te, obedece a l hecho de que la s m u je re s casada s en general adoptan y viven en el pueblo del m arido. L a composición de la población por edades tiene tam b ién su in ­ flu jo en la v id a so cia l y económ ica. E l hecho de que el campo ab so r­ ba m enos Inm ig ra n te s, da un a de lineación típ ic a a la pijrámide de la población r u ra l en con traposición a la población u rb an a . L a población u rb an a fo rm a en m uchos casos u n a fig u ra geométrica abombada por el cen tro y m ás a n ch a en la cúspide que en la base. L o s inm ig ran te s suelen ten e r u n a edad m ed ia o m ás bien joven. L a ciudad , con su d ivisión de trab a jo y la escasez de m ano de obra a trae a su ámbito los jóvenes fisiológ icam en te fuertes. A éstos elementos sanos del campo están reservado s los trab a jo s no espe­ cializado s de la ciudad o los trab a jo s duros de la in d u stria . Po r o tra p a rte in flu ye un fa cto r sicológico. E l em ig ran te se expone al riesgo como el joven soldado. L a debilidad de los lazos sen tim en ­ tales, la fa lta de o tras responsab ilidades p a ra con la comunidad n a tiv a y de háb ito s arraigado s les fa c ilita n el éxodo a los centros 7

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