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JO A Q U IN DE E N C IN A S , O. F . M . CA P. 1 5 3 cada época en el supuesto de que perduren las condiciones de mor­ talidad en el tiempo observado. Para eso se requiere tomar esa si­ tuación de la mortalidad de una fecha próxima, porque de lo con­ trario podría cambiar. Ese proceso típico ideal con una sucesión de declives en la línea de defunciones por edades — como aparece en la figura— se le eleva a la condición de ley constante para una po­ blación dada. Considerados estos coeficientes de mortalidad por eda­ des como una tendencia fija, se le aplica a una generación o una masa de habitantes inicial. Los diversos coeficientes nos darán una serie de cifras para establecer en escalafón por edades, el número de vivientes que van desapareciendo, deducidos de los que perduran. Para una población mínima como la de Villoría, la aplicación de este modelo tiene que tener en cuenta los coeficientes de mortalidad en los diez últimos años, porque las defunciones de un año pueden tener una distribución caprichosa. Según las tendencias simultáneas de mortalidad que se advierten en las defunciones de los diez últi­ mos años, la generación de 1955 se extinguirá por este orden nu­ mérico: Edad Sobrevivientes Pelig. de mort. 0 45 11’7 1 33 0’9 5 32 1*4 10 30 0’4 15 30 0’2 20 30 0’4 25 29 0’4 30 29 1’6 35 28 0’2 40 , 27 0’7 45 26 0’9 50 25 1’4 55 24 1’2 60 22 1’6 65 19 2’8 70 18 1’9 75 13 4’9 80 7 5’0 85 3 3’3 90 1 2’6

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