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JO A Q U IN DE E N C IN A S , O. F . M . CAP. 127 edad de 20-24 años, mientras en la última década solamente tiene 1 5% : exactamente el porcentaje que corresponde al primer censo pa­ ra los que contraen matrimonio entre los 30-34 años. Esta diferencia es más notable en las mujeres como puede verse en el cuadro. Y esto explica probablemente el descenso de natalidad comparado con el siglo pasado. Sin culpar de maltusianismo a la población reproduc­ tiva actual el descenso de la natalidad pudiera tener su causa en la edad matrimonial. W. M. Willians ha querido señalar en la población de Gosforth, para los matrimonios celebrados entre 1900-1950, una diferencia en­ tre los matrimonios de campesinos y de gente no campesina. En lí­ neas generales la gente campesina se casa más tarde a juzgar por los porcentajes. Mientras la gente rural femenina solamente cuenta con un 3’7% en la edad de -21, las mujeres pertenecientes a otras actividades cuentan con 16’9% . Y más notable es todavía la diferen­ cia en el período de 20-24 donde las mujeres campesinas tienen 31’9 y las no campesinas 46’8% . Exactamente igual puede advertirse una diferencia en este sentido para los hombres. Aquí no se puede esta­ blecer la comparación porque solamente en la última década consta con claridad en los libros parroquiales la profesión de los contrayen­ tes. Y como el porcentaje (17% ) de los oficios no agrícolas es poco significativo, frente al 55% de jornaleros y obreros agrícolas y el 18% de labradores, no puede deducirse ninguna conclusión de carác­ ter general. Más bien se advierte la tendencia contraria, es decir, pu­ diera fijarse una edad más avanzada para los matrimonio de pro­ fesiones no agrícolas que para la profesión agrícola. En cuanto al estado civil de los contrayentes es natural que sea en su gran mayoría entre solteros. Pero también se dan las uniones de viudo con viuda, de viudo con soltera y de soltero con viuda. En los cien matrimonios celebrados a partir de 1900, 84% eran solteros ambos contrayentes, 4% eran viudo con soltera, 1% soltero con viu­ da y 1% de viudos. La proporción se altera notablemente en los cien matrimonios celebrados a partir de 1863. Entre ellos 73% son sol­ teros, 10% viudo con soltera, 4% soltero con viuda y 3% de contra­ yentes viudos. Esto no quiere decir que actualmente existan más pre­ venciones contra las segundas nupcias. El hecho puede explicarse sencillamente por el descenso de mortalidad. El número de medias familias es más elevado en los censos de siglos pasados que actual­ mente. En todo caso el matrimonio en segundas nupcias está im ­ perado en los ambientes rurales por la participación de la mujer en la economía doméstica como se advirtió en otro lugar. En ambien­ tes rurales muy cristianos no puede tampoco desecharse la idea de que el segundo matrimonio responda a factores morales-sicológicos.

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