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GABRIEL DE SOTIELLO, O. F. M . CAP. 5 3 table. Para él «la filosofía es una posibilidad histórica, como todo lo humano, y en consecuencia, es algo a que se llega viniendo de otra cosa... La filosofía sólo puede brotar cuando han acontecido estos dos h ech os: que el hombre ha perdido una fe tradicional y ha ganado una nueva fe en un nuevo poder de que se descubre p o ­ seedor: el poder de los conceptos o razón» (13). Se trata de lo si­ gu iente: el hombre se encuentra entre las cosas, perdido en un mun ­ do en el que por necesidad ha de buscar una orientación. Ahora bien, para orientarse, necesita saber a qué atenerse sobre esas cosas que le rodean y así llega a dar una interpretación a la realidad cir­ cundante. Esa interpretación poco a poco se va, diríamos, solid ifi­ cando, se va convirtiendo en una certeza tal que la tomamos por la misma realidad. En una palabra: se ha convertido en una creen­ cia. «Las creencias constituyen la base de nuestra vida, el terreno sobre que acontece. Porque ellas nos ponen delante lo que para nosotros es la realidad misma. En cambio, las ideas, es decir, los p en ­ samientos que tenemos sobre las cosas, sean originales o recibidos, no poseen en nuestra vida valor de realidad» (14). Pensemos en la interpretación m ítica de la realidad, en la cual el hombre ha vivido siglos con una seguridad en la que no cabía la duda más insign ificante. Pero el hombre, con un ritmo más o menos lento, según las épocas, se va desplazando de unas ideas a otras y llega un m omento en que la seguridad en que estaba res­ pecto de una creencia com ienza a fraccionarse, entra la duda y con la duda la inseguridad, y es el momento en que el hombre va en busca de otra explicación. Las dudas son a modo de huecos en el ed ificio antes sólido de nuestras creencias y esos huecos los vamos rellenando con nuevas ideas. Y ocurre que cuando viene un hombre a este mundo se encuentra, no con la realidad en sí, com o si cada hombre fuera siempre un primer hombre, sino con las interpreta­ ciones que otros hombres han dado de la realidad. Diríamos que el mundo con que me encuentro es un mundo interpretado o un mun ­ do de interpretaciones. Esas son las que forman lo que llamamos «mundo», en el clásico sentido de cosmos, o cosa ordenada y con sentido. En la historia humana una interpretación de las cosas se va sustituyendo por otra, hasta que llega una a la que se ha llamado «filosofía», la cual tiene lugar en el momento en que el hombre des­ cubre el valor de los conceptos o de la razón. ¿En qué consiste ésto? El hombre ha pasado por diversas interpretaciones de las cosas, p ra c- (13) O rtega y G asset : La idea de principio en Leibniz (B u en os A ires, 1958), p. 323. (14) Ideas y creencias, V, 383.

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