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90 EL PERSPECTIVISMO , ¿E S UN RELATIV ISMO ? de la de S e r necesario , que ellos recib ieron por Revelación . E l texto de Exodo ( I I I , 14), les abrió la pu e rta p a ra u n a On to log ia mucho m ás p e rfe cta que la de A ristó te le s y que conserva un va lo r perenne. M ed ian te él llegaron a la cap tación de lo Abso lu to ; pero no a un absoluto vacío , a u n a id ea ab stra c ta , sino al Absoluto que es Dios. H icie ron algo m ás que in ve stig a r lo que A ristó te le s h a b ía querido decir. P a r a G ilso n el texto «de p len itud insuperable» es aquél de Esco to en el com ienzo del «De P rim o P rin c ip io » ; T u es verum esse, tu es totum esse. Hoc, si m ih i esset possibile, scire vellem . Ad iuva me, Dom ine, inqu iren tem ad quan tam cognitionem de vero esse, quod tu es, possit pertingere no stra ratio n a tu ra lis ab ente, quod de te p ra ed ica tu r, inchoando» (76). E l S e r absoluto, que es el «verum esse», no queda lim itado a ser un se r cosista, n i un ser pen sam iento , n i un ser vida . Todos estos son modos de ser, pero no el Ser. E n nuestro conocim ien to tenemos que acop larno s, d iríam o s, a esa doble d im ensión de los seres concretos, que les viene de ser pa rticip a cion e s an alóg icas del Ser. Y esa p a rtic ip a c ió n in clu ye e s­ tos dos polos, uno de u n icid ad irrep etib le y el otro de va lo r absoluto. Po r o tra parte el su jeto es tam b ién , y a un tiempo, se r personal, ú n ico ; pero pertenece a la especie h um an a , es hombre. Todo ello nos in d ic a que, tan to por parte del su jeto como por pa rte del ob­ jeto , el conocim iento debe sa tis fa c e r u n a doble a sp ira c ió n : la de ser ún ico y a un tiempo un ive rsa lm en te válido. E s ta exigen cia doble la postula O rteg a ; sin embargo yo no he acertado a ver cómo la ju s tific a ú ltim am en te, m e ta físicam en te . P a r a m í la un idad y m u ltip licad del objeto se basa en que la s cosas p a rtic ip a n de la un idad del S e r en n iveles d iversos, que van desde la un idad personal a la un idad tra scend en ta l, pasando por la e specífica. L a m u ltip licid ad , obviamente, es co rre la tiv a a esta u n i­ dad o a estas un idades. Respecto a l su jeto , tenemos que e sfo rzarno s en coo rd ina r nu e stra personal visión de la rea lid ad con la visión de nuestro s sem ejan tes. «Para quien p ien sa , no h a y en el mundo (si exceptuamos la re v e la ­ ción c ristia n a ), n ingún otro medio de ap rehende r p rog resivam en te la verdad que, por un a parte, tom ar en serio la situación pe rsona l en la cu a l él m ismo se h a lla y, por o tra, el in in te rrum p id o diálogo con todas la s o tras pe rspectivas que lo c ircu nd an . H a y que esfo rza rse por sa tisfa c e r sim u ltán eam en te , lo m ejo r que se pueda, la s dos exigen­ c ia s que N ietzsche estab leció a este respecto : con sid e rar la s cosas (76) J o a n n i s D u n s S coti , tractatus de Primo Principio, ed. crit. de M. Mül- l e r , O. F. M. (Friburgi, Brisgoviae, 1941), p. 1-2.

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