PS_NyG_1959v006n010p0045_0091

GABRIEL DE SOTIELLO, O. F. M. CAP. 83 que ésta, la in exa cta , es un a verdad m ás ra d ic a l que aquélla — por tan to , y sin duda, un a verdad de m ás alto rango— , no sólo porque su tem a sea m ás amplio , sino aún como modo de cono cim ien to ; en sum a, que la verdad in e x a c ta filo só fica es un a verdad m ás v e r­ dadera» (62). ¿ Y cuále s son la s p rin c ip a le s c a ra c te rís tic a s que d i­ fe ren c ia s en tre s í estos dos saberes, adem ás de la exactitud e in e ­ xa ctitud , de la su fic ie n c ia y de la in su fic ie n c ia ? P a r a O rtega la s dos no tas e sp e cífica s de la filo so fía en cuan to ta l son la «autonomía» y la «pantonom ía». Po r au tonom ía en tiende un a c ie n c ia sin supo­ siciones, sin adm itir como fundam en to previo n ingun a verdad que se da por probada fu e ra de su sistem a (63). E l p rin cip io de «pan­ tonom ía» es opuesto a l p rim ero y sig n ific a el a fá n h a c ia el todo, h a c ia la in teg ración de toda la rea lid ad en un sistem a cla ro y teo­ ré tico : un sistem a u n ita rio que se v ie rta en conceptos o en con ­ tenidos m en tales enunciab les. E s t a d istin ción la hemos traído aquí porque in te re sa p a ra da r un toque m ás a l tem a que nos p reo cupa: el de la fund am en ta ción del saber. Hemos visto an te s que O rtega in tro d u c ía un a priori en el conocim ien to , y por eso nos in te re sa sab er si es lo m ismo el a priori de la c ie n c ia que el de la filo so fía. Y re su lta que no es lo m ismo, porque la c ie n c ia no pa rte , como la filo so fía, de lo indub itab le y evidente, sino de supuestos que no prueba. «Para que sea verdad la ex isten cia de los átomos es preciso que sea verdad la teo ría física en tera. Y la teo ría física , aunque sea verdad , es u n a verdad p rob le­ m á tica , que consiste y se funda en un a la rg a se rie de razones, que im p lica , pues, la necesidad de ser probada. Po r tan to no es un a verdad p rim a ria , au tóctona, sino, en el m e jo r de los casos, un a v e r­ dad de rivada , in ferida» (64). E s , por consigu ien te, la c ie n cia un saber de segundo orden. L a exactitud y rigo r de la s c ien cia s se consiguen a cambio de d e ja r in ta c ta s la s cuestiones ú ltim a s y lim ita rse a p ro ­ blem as secundarios. L a c ie n cia se h a quedado, como modo de co­ nocer, en «conocim iento simbólico», en tan to que la filo so fía vuelve «como en la an tigüedad , a en fren ta rse en su modo recto , sin ob li- cuaciones, an te lo R e a l. C la ro es que m od ificando hondam en te su an tiguo «modo de pensar» (65). A pe sar de todo, filo so fía y cien cia s consisten en se r sistem as « in terp retato rios», el p rim ero ra d ic a l y los de la s c ien cia s se cund a ­ rios. No se olvide esto. Pongamos un ejemplo de lo que entiende por (62) ¿Qué es Filosofía ?, p. 82. (63) Ibid., p. 111. (64) Ibid., p. 152. (65) La idea de principio en Leibniz, p. 43.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz