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82 EL PERSPECTXVISMO, ¿ES UN RELATIVISMO? algo que p rev iam en te posea el su jeto y de lo que ne ce sita el objeto p a ra poder p resen ta rse con la s no tas de necesidad y u n ive rsa lid ad y p a ra fo rm a r un orden, ún a je ra rq u ía . Sólo un emp irism o r a d ic a l­ mente consecuente puede ren u n c ia r a la apo rtación del su jeto . E n la E s co lá stic a el «modus un ive rsa lita tis» es algo de que el su jeto dota a l objeto. Vo lviendo a O rtega, vimos an te rio rm en te que la p e rspectiva es un ing red ien te de la rea lid ad , y como la pe rspe ctiva depende del su jeto , de a h í que en e lla h a y a de bu scarse el a priori de nuestro cono cim ien to ; aunque ello no lleva consigo el que seamos nosotros los que imponemos nuestro a rb itrio a la s cosas, como p retend ió el Idealism o . O rtega nos h a hab lado de la filo so fía como c ie n cia del am or y todo amor exige un delicado respeto por lo amado. «La e s­ tru c tu ra ob jetiva de lo real, el que no esté a m erced de nuestro s deseos, que no se pueden con fund ir con e lla , es un tem a constan te en la obra de O rteg a ; su c rític a de la m odern idad se funda en g ran pa rte en la fa lta de respeto de ésta por la realidad» (61). L A F I L O S O F IA Y L A S C IE N C IA S H a ocurrido con la s c ie n cia s y la filo so fía un curioso fenómeno. E n G re c ia fue el saber filosófico, como tipo de saber, el que dominó sin riv a l, de ta l modo que el saber cien tífico sólo se d istingu ió del filosó fico por la extensión que ab a rcab an sus dom inios. Pero lo que cien cia s y filo so fía exig ían de la rea lid ad e ra el desvelam ien to del logos, del sen tido oculto que en aquélla la tía . E n cambio en la edad m oderna el modo de saber c ien tífico , ap rlo - rístico , impuso su d ictad u ra a la filo so fía , h a sta el punto que en el siglo pasado, en la época del positivismo, la filo so fía bu scaba un a ju s tific a c ió n p a ra no de sapare ce r haciéndo se p a sa r por c ien cia , c ie n ­ c ia de los resu ltado s a que iba llegando la o tra c ien cia , la de la experim en tación . E n nuestro siglo la filo so fía se h a liberado de la tu to ría de la cien cia . No es que p retenda vo lver a dom in a r en la s c ie n c ia s ; pero tampoco adm ite e sta r subo rd inada a ellas. E s to h a perm itido a la filo so fía el desenvo lvim ien to que en este medio siglo h a alcanzado . O rtega vió con cla rid ad la con traposición en tre esos dos modos de ve rd ad : el cien tífico y el filosófico. «Aquélla — la c ie n cia— es exacta pero in su fic ie n te ; ésta su ficien te , pero in exa cta . Y re su lta (61) J. M a ría s: Comentario a ’’Meditaciones del Quijote’’, p. 292.

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