PS_NyG_1959v006n010p0045_0091

GABRIEL DE SOTIELLO, O. F. M. CAP. 81 r re la c ió n ; yo soy el que ve el mundo y el mundo es lo visto por mí» (57). Y este dato ra d ic a l, sometido, como decíamos an te rio rm en te, a e sen cia l h isto ric id ad , ¿adm ite un a sistem atización , u n a teo rización con va lo r absoluto? O rtega responde que s í y con un rigor que supera a l m ismo rigo r de la c ien cia . E s a emp resa la lle va a cabo la razón h istó rica . «La razón h istó ric a es, pues, ratio, logos, concepto rig u ­ roso. Conviene que sobre esto no se su scite la m eno r duda. A l opo­ n e rla a la razón físico -m a tem á tica no se tr a ta de conceder perm isos de irra cion a lism o . A l con tra rio , la razón h istó ric a es aún m ás r a ­ cion a l que la física , m ás rigu rosa, m ás exigente que ésta» (58). E L A P R IO R I O R T E G U IA N O L a s cosas se nos m u e stran como singu lares y la filo so fía p re ten ­ de elevarse a un p lano u lte rio r a l de la m e ra expe rien cia de lo con ­ creto. L a filo so fía exige un logos. T od a filo so fía h a ido m ás a llá del dato concreto y singu la r. P la tó n buscó fu e ra de la s cosas, en un mundo celeste, el verdadero objeto de la filo so fía. A ristó te le s creyó en con tra rlo dentro de la s cosas. E l idealismo lo llevab a y a p re fa b ri­ cado. O rtega, que no quiere ser aristo télico n i id ea lista , n i antiguo n i moderno, nos ofrece un a priori p e cu lia r, que es la vida. E s desde la v id a de cada cu a l como h a y que o rg an iza r la realidad . E l ser no sig n ific a n ad a si se ab strae de un su jeto cognoscente, y por tan to el su jeto in terviene en el ser de la s cosas, sin que esto im plique que la s cosas h a y a n de conve rtirse en pen sam iento , «como dos n a r a n ja s no se convierten en algo su jetivo porque su igualdad sólo existe c u a n ­ do un su jeto la s compara» (59). H ab ría que reconocer un acierto a K a n t a l d e cre tar la necesidad de un a p riori, sin cae r en la exageración k a n tia n a de p a ra r en id e a ­ lismo. Lo dice O rtega cla ram en te en el p a sa je sig u ien te : «De la obra de K a n t quedará imperecedero un g ran de scub rim ien to : que la ex­ p e rien c ia no es sólo el montón de datos tran sm itido s por los s e n ­ tidos, sino un producto de dos facto res. E l dato sensible tiene que se r recogido, filiado , organizado en un sistem a de ordenación . E ste orden es aportado por el su jeto , es a priori» (60). E s eviden te que la c ie n cia y la filo so fía n e ce sitan de algún a priori, <57) ibid., p. 210. (58) Historia como sistema, VI, 49. (59) Filosofia pura, IV, 57. (60) El sentido histórico de lateoria de Einstein, III, 239. 6

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz