PS_NyG_1959v006n010p0045_0091

GABRIEL DE SOTIELLO, O. F. M. CAP. 69 hombre es a n im a l ra cio n a l. Nos da el objeto «in facto esse». L a o r- tegu iana nos lo da «in fieri» , en su rea l o rig inarse. L a razón c lá sica procede por deducción e inducción . L a h istó ric a por n a rra ción . Q U E E S L A V E R A D *■ Después de hab erno s detenido en el a n á lisis del elemento obje­ tivo y su jetivo en el conocim iento de la verdad , vamos ah o ra a tra ta r de e scla re ce r el m ismo concepto de verdad . D en tro de la e sco lástica, a pe sa r de la d isparidad de opiniones ace rca del modo de en tender lo que es la verdad , podemos a firm a r que todos siguen adm itiendo co­ mo v á lid a la de fin ición según la cu a l verdad es la adecuación entre el en tend im ien to y la cosa, la fam o sa «adaequatio in te lle ctu s et rei». E n cambio, en los filósofos actu a le s no esco lásticos se en cu en tra la verdad ta n d iversam en te de fin id a, que uno queda de pronto un tan to desconcertado. O rtega nos v a a -b rindar un buen ejemplo de ello. Veamos a lo que él llam a ve rd ad : a) V erdad e s lo que sa tisfa ce una n ecesid ad . Y a sabemos lo que O rtega entiende por «creencias». Po r el momento baste reco rdar que son segu ridades en la s que nos encon tram o s a ce rca de lo que son la s cosas, y segu ridades tan indub itab les, que lo que esas c reen cia s nos b rind an es p a ra nosotros sin m ás la realidad . Pues bien, nos dice que, m ie n tra s nos encon tram o s de lleno en la creen cia , no cabe se n tir n i en tender qué cosa es eso de la Verdad . E n cambio, cuando, fren te a la s cre en cia s en que el hombre estaba, su rgen o tras que le pare cen poco m ás o menos ta n d ignas de ser cre ídas y se ve en la necesidad de de cid ir a cuále s h a de dar su asenso, entonces en tra en la verdad , que es la necesidad de saber qué es lo que ú ltim am en te merece ser creído. «Esa necesidad , ese h ab e r m enester o m eneste- rosidad de decid ir en tre dos creen cia s, es lo que llam am o s v e r­ dad» (30). No se tra ta , pues, p rim a riam en te , de bu scar un c rite rio que nos haga d isc e rn ir si un a proposición o un a teo ría es v e rd a ­ dera o fa lsa , sino de algo m ás r a d ic a l: de la necesidad de bu sca r en cada momento ese crite rio . E s to se ria lo perenne y lo que de safía a todo escep ticismo . E l escep ticismo , en efecto, puede recae r sobre los diversos c rite rio s de ve rd ad ; pero no sobre la necesidad m ism a de verdad en el hombre. «En tonces, y sólo entonces, caemos, so r­ prendidos, en la cu en ta de que el p rim ario y m ás ra d ic a l sentido de la p regun ta p ila t ia n a : ¿qué es la verdad ?, no es p regun tarse por un c rite rio o señ a l d istin tivo s, sino por algo previo a todo eso, a s a (30) La idea de principio en Leibniz (Buenos Aires, 1958), p. 352.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz