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GABRIEL DE SOTIELLO, O. F. M. CAP. 65 por la s leyes generales o rg án icas de adap tación , ley del m ín im o es­ fuerzo, econom ía. «Esta tend en cia convierte la filo so fía en un simp le cap ítu lo de la biología». b) Recibe tam b ién este hombre u n a tend en cia filo só fica p a ra la cu a l no es la razón el modo supremo de conocer, sino u n a c ie rta sim p a tía v ita l. E n vez de p en sa r concep tualm en te la s cosas, d is ta n ­ ciad a s de nosotros, por el a n á lisis objetivo, se la s «vive» ín t im a ­ m ente. «Se hace , pues, de la v id a un método de conocim ien to fren te a l método raciona l» . c) «La filo so fía que no acep ta m ás método de conocim iento teo­ rético que el ra c io n a l, pero cree forzoso situ a r en el cen tro del s is ­ tem a ideológico el problem a de la vida, que es el problem a m ismo del su jeto pensador de ese sistem a ... E n esta te rce ra acepción que­ da, pues, m uy mermado el contenido del té rm ino «vitalismo», y re ­ su lta m uy dudoso que pueda se rv ir p a ra denom inar toda un a te n ­ dencia filo só fica . A h o ra bien , sólo en este sentido puede ap lica rse a l sistem a de ideas que he in sinuado en m is ensayos, especialm ente en El tema, de n u estro tiem p o , y que he desenvuelto am p liam en te en m is cu rsos un iversitario s» (27). Queda claro que cuando O rtega h a b la de filo so fía v ita l, conocim ien to v ita l, n i de lejo s d e ja en se ­ gundo puesto a la razón , y a que no adm ite m á s conocim ien to teoré­ tico que el ra cio n a l. Po r fin el térm ino p e r sp e c tiv ism o no se h a prestado a menores equívocos que los dos an te rio re s. Y la razón es la sig u ien te : en lugar de en tender el perspectivism o desde el objeto, se le h a entendido exclu sivam en te desde el su jeto . E s d e c ir: se considera al objeto como un e n sí idén tico . F re n te a él se co locaban diversos su jeto s y cada uno de ellos pe rcib ía u n a vertien te del m ismo y el resu ltado e ra que el conocim ien to e ra a un tiempo objetivo y relativo . Ob jetivo , po r­ que p e rcib ía el ob jeto ; relativo , porque cada uno cap taba ú n icam en ­ te u n a pe rspectiva. Desde este momento y a no h a y po sib ilidad de ju s tif ic a r el va lo r u n iv e rsa l de la c ie n cia o de la filo so fía. Pero, dado que solemos en tender por objetivo un conocim iento cuando su v e r ­ dad no depende del punto de v ista del su jeto y la verdad a sí en ten ­ d ida depend ía del punto de v ista del su jeto , a ese perspectivismo se le puede llam a r igualm en te su jetivo . E n todo caso se tr a ta de un verdadero relativism o . L a y a célebre a lu sión a l G u a d a rram a visto desde E l E s co ria l y visto desde Segovia creo yo que h a contribu ido a d a r a la d o c trin a de O rtega esa to rcid a in te rp re ta ció n . G a r c ía Mo- ren te h a deshecho el equívoco con la cla rid ad que pone en todas sus pág inas. «Pero —se d irá acaso— si el concepto es u n a perspec- (27) Ni vitalismo ni racionalismo, XII, 270-273. 5

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