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4 6 EL PERSPECTIVISMO , ¿E S UN RELA TIV ISM O ? un proceso crítico ... Este estudio es cuestión de vida o muerte» (2). Esto no quiere decir que desestimemos la filosofía escolástica. Se trata de lo contrario, precisamente. Si debemos estudiar otras f i ­ losofías no es para pasarnos a ellas ni por creer falsa la nuestra. La escolástica posee valores perennes; pero es com o un germen que debe ir creciendo en incesante incorporación de nuevas ideas. Mu­ chos problemas no se los ha planteado y otros necesitan un rep lan ­ team iento más fino. El que viaja por el extran jero no lo hace por desestima de su nación, sino para beneficiarse de aquello que su na ­ ción no le puede proporcionar. Que esto envuelve sus peligros es in ­ dudable. Pero la vida se nos presenta toda ella com o peligro y ries­ go y esto ocurre en forma más aguda a medida que avanzamos de los problemas más materiales hacia los más espirituales. Pero cuan ­ do el peligro no es un capricho sino una necesidad, la solución no puede consistir en una fuga elusiva, sino en un razonable y serio enfrentam iento con él. Nuestra actitud ante otras corrientes filosó ­ ficas debe ser alerta y abierta. Alerta para no dejarnos hipnotizar. Y esto lo conseguiremos si nos hallamos afianzados en la solidez de la metafísica escolástica y si nuestro espíritu se encuentra prevenido con una intensa vida interior. S. Buenaventura invitaba al lector al gemido de la oración antes de empezar la lectura de su Itinerarium, para que no crea «que le bastará la lectura sin la unción, la especu ­ lación sin la devoción, la investigación sin la adm iración, la cir­ cunspección sin el entusiasmo, la diligencia sin la piedad, la ciencia sin la caridad». Buena introducción para el estudio de la filosofía. Pero, además de alerta, nuestra postura debe ser abierta. Cada realidad posee su verdad propia y esa verdad sólo la ofrece al su je­ to cuando éste renuncia a sí mismo y se dispone a acoger con amor todo lo que el ob jeto quiera comunicarle. Nos quedaremos pobres si vamos previamente envueltos en nuestra propia su ficiencia. «Yo soy luz: ¡ay, no ser noch e! Pero esto es mi soledad, estar ceñ ido de luz». Tal es la lamentación de Zaratustra. Mas ésta es ya acaso excesiva preparación para el tema que qui­ siera puntualizar en estas páginas, el del valor critico del perspecti- vismo. Lo estudiaré en Ortega y Gasset; pero debo hacer una ad ­ vertencia: aunque su filosofía ha sido acaso la primera que recibió ese nombre en Alemania, hoy hay pensadores perspectivistas dentro de la misma escolástica. Quiero decir que m i tesis, aun dentro de la Escuela, no es una novedad. (2) G em elli, A. : Une orientation nouvelle de la scholastique, en Révue néos- cholastique de philosophiet 19 (1912), 552-554.

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