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GABRIEL DE SOTIELLO, O. F. M . CAP. 55 tam iento intelectual con la realidad, no es simplemente uno entre muchos, sino el más serio y auténtico. «Aqui recibimos la vislumbre — bien que sólo esto— de que ser filósofo, ser «razón», o algo así com o ambas cosas, es acaso el destino humano, porque es, desde cierta altura en la experiencia histórica, el único modo congruente de llegar a ser auténticamente sí mismo. Pero esto no es reconocer que el hombre ha sido y es filosofía, sino, todo lo contrario, es decir, que acaso deba serlo» (17). QUE ES LA REALIDAD El perspectivismo, en el aspecto que aquí nos interesa, es una teoría epistemológica, que podemos denom inar también teoría del conocim iento o teoría de la verdad. Ahora bien, en cuanto nos en ­ frentamos con el problema del conocim iento o de la verdad, entran en juego dos términos imprescindibles: el ob jeto y el su jeto, térm i­ nos que se encuentran en una u otra relación según la teoría epis­ tem ológica que se sustente. En las páginas que van a seguir me interesa poner en claro cada uno de esos dos polos del conocim iento según aparecen en la filoso­ fía de Ortega y Gasset. Llamo aquí realidad a lo que corrientemente se entiende por «ob jeto» cuando se habla del conocim iento. A la pregunta, ¿qué es la realidad?, responde Ortega que realidad es todo aquello con que nos encontramos, queramos o no. Con esto se ha orillado un peligro, que acecha al filósofo desde que se plantea este prob lem a : me refiero al peligro de prejuzgar lo que sea la realidad. En nuestro caso todavía no hemos decidido si la realidad es un mun ­ do exterior a nosotros, si son nuestras ideas, si son las celestes Ideas de P la tón ..., nada. Nos contentam os con decir que real es todo aque­ llo que se da en nuestra vida. Real es lo que hay para nosotros. De lo que no hay para nosotros de alguna manera, no podemos decir que sea real. En cambio, todo aquello que encontramos o con que nos encontramos, eso incuestio­ nablemente lo hay, es real. La defin ición , por tanto, se ajusta pun ­ tualmente a la venerable regla lógica de incluir todo y sólo lo d e­ finido. Pero no podemos quedarnos con esta respuesta demasiado genéri­ ca, sino que tenemos que ir descendiendo, precisando. En concreto, ¿qué es eso con lo que nos encontram os? Una respuesta inmediata nos dice que nos encontramos con cosas, dando a ese vocablo toda la (17) /in d ., p. 387. N o es acep ta ble esta p reem in en cia del saber filo só fico .

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