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5 4 EL PERSPECTIVISMO , ¿E S UN RELATIV ISM O ? ticadas «desde» la religión, la m itología, la poesía. «El pensar de t o ­ das esas disciplinas consiste en pensar cosas plausibles, que acaso son, que parecerían ser; pero no en pensar necesidades» (15). Y cuan ­ do, en un determ inado momento h istórico, ocurrido en Grecia, esos saberes se muestran insuficientes, el hombre, que va en busca de otro mejor, tiene algo así com o una revelación, una genial ocu rren ­ cia. Se le ocurre pensar que las cosas tienen que ser com o son y no de otra manera : que poseen una esencia fija y determ inada. Ahora b ien : descubrir eso equivale a descubrir el pensam iento necesario o necesitativo. Hemos dado con lo que las cosas son por necesidad. Esto es filosofía, que en Grecia luego se diversificó en las ciencias. «La filosofía com o pensar necesario era el Conocim iento, era el Sa ­ ber... Dentro de su ámbito, com o particularizaciones de su «m odo de pensar», comenzaban a condensarse las ciencias. Se ocupaban éstas de partes del Ser, de temas regionales: las figuras espaciales, los números, los astros, los cuerpos orgánicos, e tc.; pero el m odo de pensar sobre estos asuntos era el filosófico» (16). Tenemos, pues, que el mismo filosofa r no es una ocupación connatural al hombre, sino que nació en un buen día y acaso desaparecerá en otro. No hay, en este sentido, una philosophia perennis. Con ello hemos alcanzado una m eta : la h istoricidad de la filo so ­ fía como ocupación humana. Esto, naturalmente, es previo a lo que vamos buscando en este estudio, porque aquí queremos tratar de la historicidad en otro sentido más radical, de la h istoricidad de la misma verdad filosófica , de tal sistema de verdades dentro del ám ­ bito general de lo que es la filosofía. Pero era conveniente dejar sentado en qué sentido es h istórica la misma filosofía en cuanto tal. En alguna parte se pregunta Ortega si no llegará un día en que no sólo esta o la otra filosofía, sino el mismo filosofa r no se des­ cubrirá com o una insu ficiencia y sea menester a frontar de otra manera «intelectualmente» el Universo. Y en form a un tan to sibi­ lina se deja decir que estamos en la alborada de la más grande época «filosófica », añadiendo a continuación que las com illas no las pue­ de explicar ahora. Parece que aquí toma el térm ino «filosófica » en un sentido más amplio que el que ha ten ido hasta la fecha, y si no más amplio, sí distinto. Acaso esto fuera una alusión a este otro modo de a fron tar intelectualmente el universo. Pero dejem os estar estas cuestiones que caen a trasmano. Retengamos solamente que la filosofía es, en su totalidad, una perspectiva más sobre la realidad y que, en lo que tiene de en fren ­ as) La idea de principio en Leibniz, p . 31. (16) Ib., p. 32.

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