PS_NyG_1959v006n010p0003_0043

ALEJANDRO DE V ILLALMONTE, O. F. M . CAP. 31 Dios elija un lugar, un pueblo, un hombre, para man ifestar su p re ­ sencia y sus designios. En el AT. el ob jeto de la elección es el «Pueblo» de Israel. Esta idea se repite ba jo formas incon tab les: Israel es el Primogénito de Dios. El es la Viña elegida, que Dios plantó en lugar de selección. Israel es la Grey del Señor, que El mismo se eligió y guarda cu ida ­ dosamente com o Pastor. En momentos de mayor intim idad y más trágicos a la vez, Dios llama a Israel su Esposa, la que El se eligió y ennobleció, la que El desposó en el desierto y que le ha sido infiel tantas veces. En el NT. la elección cae primariamente sobre Cristo. Pero en Cristo son elegidos todos los hombres, la Iglesia congregada de to ­ das las partes del mundo, y de todas las razas bb) La Alianza de Dios con su Pueblo: La Alianza es la que plasma y da cuerpo visible a la «elección». Dios elige al Pueblo para hacer una Alianza con él. La Alianza es la gran obra de la m ise­ ricordia y gracia divina. Por ello Dios entra en relación con su Pueblo, en comun ión de vida y de destino con él. Más abajo volve­ remos a hablar sobre el «Dios de la Alianza». cc) El Reino de Dios en el mundo. —La fe en el dom in io de Dios sobre el mundo, sobre el hombre y sobre la Historia, encuentra una maravillosa expresión en la fórmula de que Dios es «Rey» y que quiere establecer su Reino en el mundo. La idea del Reino de Dios implica, por una parte, la dignidad, el poder, el señorío de D ios; y por otra parte un con jun to de bienes: su gracia, su ley, su provi­ dencia especial sobre el hombre. Nuestra pred icación actual no valora tanto esta expresión para man ifestar a los hombres las relaciones que les ligan con su Dios y para exponer lo que Dios quiere ser para el hombre. Pero recordemos que «el Reino de Dios» constituye la idea básica de la pred icación de Jesucristo. La Iglesia por El fun ­ dada es el Reino de Dios que se hace presente en el mundo y actúa ya en el mundo. dd) Los milagros. Es bien con ocido que la intervención de Dios en el mundo se verifica siempre en el ambiente de lo «maravilloso». El AT. está dom inado por intenso voluntarismo divino. Apenas se conocen allí leyes inmanentes al cosmos, o las leyes de la sicología y de la h istoria humana. Más bien que leyes inmanentes aparecen continuamente com o expresiones del querer de Dios, maravilloso, sorprendente, «que obra maravillas». El hecho de que se «cuenten» estas obras maravillosas, es un testimonio de la fe en el dom inio y libertad de Dios en sus relaciones con el mundo, y con el hombre y su historia. En la medida en que se demuestre que los milagros son reales — según nuestra mentalidad— es decir, verdaderas ex

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz