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ALEJANDRO DE VILLALMONTE, O. F. M. CAP. 15 en el más hondo sentido teológico y vital que es conocido por la Teología actual. 3 .— Solución definitiva: Cristo Crucificado. Intentamos en este apartado completar lo anteriormente expues to acerca del modo de exponer nuestro Mensaje sobre Dios ante el ateísmo marxista: tenemos que predicar a Dios en Cristo cru cifi cado. Aquí es donde el problema de Dios, en la form a pecu liar en que lo propone el marxismo, encuentra la solución aquietante. A c tualmente, com o siempre, el predicar a Cristo cru cificado podrá p a recer «escándalo» o «necedad», incongruencia o fa lta de adaptabili dad. Pero, en realidad, en el Crucificado está la Fuerza de Dios que quiere salvar al mundo. A) En Cristo crucificado se mantiene ■perennemente vivo el pro blema de Dios .—Para los teorizantes del marxisto el problema de Dios es un pseudoproblema. No es, en realidad, un problema auténticamente humano. Ha brotado en una situación h istórica determinada. Y p re cisamente en una situación en que el hombre se encuentra más h o n damente deshumanizado. Como la idea de Dios es resultado de una «ena jenación -a linea ción », puede calificarse perfectam ente com o una «ilusión» transitoria de la humanidad oprim ida y empobrecida. Cuan do el socialismo con figure, según sus postulados, 1a. futura sociedad auténticamente humana, la técnica, la perfecta organización e co - nóm ico-socia l elim inarán toda inquietud del hombre por el p ro blema de Dios y aún la misma posibilidad de volverlo a plantear. No es que todos hayan de ser a -te o s ; es decir, hombres que resuelven negativamente el problema de Dios, es algo más completo y positivo: una sociedad humana en donde, sin estridencias, en form a casi c on natural, el problema de Dios ni siquiera tendrá sentido ninguno el proponérselo, y ni será propuesto. Sin embargo, Jesús, desde la altura de su Cruz, no dejará de inquietar a los hombres, en form a «implacable», con el problema de Dios. También en este caso vino a prender fuego y, ¿qué ha de querer sino que arda? El problema de Dios seguirá desasogando al hombre siempre de nuevo. Porque el cielo y la tierra están pregonando continuamente la «gloria» de Dios, su Grandeza y su Divinidad. A través del m un do visible sonará constantemente al oído del hombre la voz de D ios; m ientras tenga capacidad para oír la voz de las cosas. Y también el mismo corazón del hombre, según testimon io de san Agustín, c o mo h a sido hech o para Dios está desasosegado hasta que repose en Dios. Y para completar su revelación Dios se ha m an ifestado con -
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