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) de los puntos discutidos y proponía los puntos de discusión de la sesión correspondiente. Fuera de ciertos defectos inherentes a la com plicada técn ica del sistema de auriculares y de la traducción simultánea, el Congreso se distinguió por la rigurosidad en el orden del día y por la com o ­ didad. Cada día se repartieron en diversos idiomas los trabajos es­ critos presentados que tenían relación con la materia de discusión. La facilitación de inform es referentes al congreso dió un tono de buen gusto. A pesar1del apremio de tiempo hubo también su ficientes pausas para el intercambio fecundo entre los congresistas. Como final del Congreso hubo una excursión al monumento de los Caídos y cena en El Escorial. Para algunos congresistas resultó poco agra­ dable ese injurioso favoritismo del Ministerio de Educación al con ce ­ der arbitrariamente invitación para la exursión y cena solamente a algunos de los congresistas. Por lo demás el Congreso transcurrió en un ambiente de compenetración y serenas discrepancias. La asistencia fué relativamente numerosa, dada la particularidad del tema y la falta de tradición . La representación más numerosa, después de los congresistas españoles, fué la de lengua alemana que se distinguió también por sus numerosas e interesantes interven­ ciones. Hubo también representaciones de todas las naciones de Europa occidental y de algunas naciones de América. A m b ito y p la n te am ie n to de los p ro b lem a s de la cla se m ed ia . La discusión estaba p re fijada por el esquema que sirvió de base al discurso del P. Utz. El problema lo p lantea el progresivo incremento de la industrialización y las consecuencias de orden económ ico y p o ­ lítico para la clase media. Cada vez se tiende a unidades económ icas de más amplia esfera, por la absorción de los pequeños empresarios. El h e ch o es — el P. Utz lo deduce un p o co apriorísticamente— que la clase empresarial media es el basamento de un orden social y económ ico sanos. Por su independencia político-económ ica , por las cualidades ético-socia les que deben acompañar al estamento em ­ presarial medio, se constituye en el ideal de un orden social perfecto. El valor teológico-m ora l de la clase media se deduce de aquél proverbio del libro de la Sabiduría que expresa el justo medio entre la riqueza y la pobreza. De este clima espiritual se deducen tres propiedades: una actitud ético-m ora l de mesura, de equilibrio que constituyen la perfección personal; una con ciencia profesional t í­ pica que le hace ver en la producción de bienes materiales un m e­ d io de seguridad personal y de libertad para consagrarse a las ta ­ reas religiosas y cu lturales; una visión de la fun ción productiva com o explotación fam iliar. Precisamente las tres características que la moderna industrialización está pon iendo en peligro. INFORMACION CULTURAL 303

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