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S IX T O MARIA DE PESQUERA, O. F. M . CAP. 2 8 3 espectáculo m ás v ib ran te que L a Paz h a b ía v iv id o ; y, po r doquier, s a lía n la s gentes a cen tena res p a ra con tem p la r aquel acto de a f ir ­ m ación re lig io sa y p a trió tica . Con paso m a rc ia l, d e sfila b an en te n ­ dido traye cto aquellos m u cha cho s que en tonaban h im no s a la P a ­ t r ia y can cion e s re lig iosa s. No e ra a lg a rad a p o lítica , n i in te n to n a re vo lu c io n a ria . A llí no se p ro fe ría n ¡m ue ra s! a n ad a n i p a ra nadie. E ra u n acto de a firm a c ió n de algo que se lle v a m uy den tro del pecho y a flo ra a los lab ios en u n solo g rito u n án im e y ro tundo : « \Cristo , s í! \Comunismo, no !» . E r a el ¡v ít o r! de todos los corazones, que h e n ­ c h ía el espacio y resonaba a tron ado r en todos los ám b itos de la c iu ­ dad, cuando, como un eco, o tra vez se alzaba de entre la m asa de m illa re s y m illa re s de espectadores sumados a la m an ife sta c ió n y que, a coro, en tu siá sticam en te re p e tía n : « ¡ Cristo, s i! ¡ Comun ismo, n o !, ¡ Cristo, s í! ¡ Comun ismo, no !». B o liv ia ente ra, m e jo r que en u n p leb iscito de votos depositados sig ilosam en te en las u rn a s, p a ten tizaba de modo b ien p a lm a rio cuá l e ra su vo lun tad y m ás firm e decisión. Lo c an ta b a po r boca de sus m e jo re s y más c u lta s ju ven tude s, y po r la in con tab le m a sa de po­ b la c ió n que a e lla s se h a b ía un ido . N in g ún otro p a rtido n i secta po­ d ía o frece r n ada que a ésto se asemejase. Y estas nuevas g ene ra cio ­ nes sigu ie ro n en su itin e ra rio h a s ta desembocar en la am p lia y h e r ­ mosa p laza de M u rillo , donde está situado el P a la c io del P re siden te y el del Gob ierno. N i u n g rito demagógico; antes, sólo ¡v iv a s !, c a n ­ tos y a clam a cione s incesan te s, con que dem andan la a p a ric ió n del Je fe del E stado en el ba lcón c e n tra l de su re sid en cia . Y , po r fin , una s a lv a a tro n ado ra de ap lausos acoge la p re sen c ia del P re siden te de la n a c ió n ante sus m e jo re s súbditos, los que más sueñ an en el p o r­ v e n ir de g randeza p a ra su p a t ria ; y les d irig e u n a arenga en la que en sa lza la a c tu a lid a d y tra scen d en c ia de la id e a ca tó lic a en todo el mundo, y en la h o ra presente. Por fin , desaparecen las nubes y brilla el sol de la Verdad... E n suma, se h a b ía alcanzado lle g a r a l cén it de esta jo rn a d a es­ p lénd ida . Los densos nubarrone s, que em plom izaban el espacio y p re ­ sag iab an re c ia tempestad, se d isip an , y aparece ya lím p ido el h o r i­ zonte. Los enem igos no vue lven a p re se n ta r combate. E l gesto ju v e ­ n il y la adhesión en te ra de L a Paz, fué como u n im pacto certero y de­ moledor de todos sus ba lua rte s. Sus m ism as huestes les ab andonan y se pasan a l campo de los que apoyan in cond icion a lm en te la obra de la M isión . Y desde este momento se va de v ic to ria en v ic to ria ; re su lta todo u n a m a rch a triu n fa l.

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