PS_NyG_1958v005n009p0261_0288

S IX T O MARIA DE PESQUERA, O. F. M . CAP. 281 de m añ an a , a l ra y a r el día, con R o sa rio de la au ro ra , celeb ración de la S an ta M isa y e xp lica c ió n do c trin a l. Y otro po r la ta rde , h a c ia el anochecer, consisten te en el rezo de de te rm inadas p le g a ria s p ú ­ b lica s, mas co n fe ren c ia re lig iosa , can tos y sermón m oral. L a fin a lid a d de ambos es im p e tra r el a u x ilio d ivino po r medio de la o ración — «pe­ did y recibiréis», nos enseñó Je su c risto— , ilu s t ra r la s in te lig en c ia s de los fie le s con la s verdades del con ten ido dogmático y m o ra l de la re lig ió n c ris tia n a m edian te in stru c c io n e s am enas y cu lta s, y p ro ­ d u c ir en los corazones el a rrep en tim ien to h a sta mover y a rra s tra r las vo lun tade s a la p rá c tic a del b ien y m e jo ra o enm ienda de toda la vida. Y con estos actos generales se c o n ju g a n : b) los actos especiales. Se les denom ina así po r no i r d irig id o s a la m asa de creyentes en co n ju n to sino po r secciones, esto es, grupo por grupo, p ro fe sión por pro fe sión . Y a sí se tienen estos desgloses: M isió n de n iño s, de a lum ­ nos de E n señ an za S e c u n d a ria ; co n fe ren c ia s p a ra jóvenes de uno y otro sexo, b ien sea ju n to s o po r sepa rado ; p a ra caballeros, p a ra se ­ ño ra s casadas, p a ra o fic in ista s, p a ra empleados; alocuciones a obre­ ros y em presarios, a médicos, a m ilita re s, a u n iv e rsita rio s, etc., etc. Son selecciones homogéneas po r edad, estado o profesión , y a cada u n a se le p a rtic u la riz a n los deberes que le son propios. Con los p rim ero s, esto es, los actos generales, se a sp ira a lib e ra r a los m isionado s del gregarism o, a p re sta rle s u n sa lva v id a s p a ra no perecer en el n a u fra g io de d istraccione s que po r todas parte s les ce rc a ; a a n c la r su a ten ción y re fle x io n a r con h o n d u ra sobre r e a li­ dades ta n in e lu d ib le s y decisivas como son : El por qué de la ex is­ ten cia : ¿cu á l es la razón de m i v iv ir? , ¿por qué y p a ra qué estoy en el m undo?, ¿soy ta n sólo átomo de polvo que el vien to, en u n in stan te , d is ip a ? ... La realidad de la m u e r te : todo en to rno m ío cam b ia, se a lte ra , fenece. ¡T am b ié n m i v iv ir sien to que se desm o rona! Y , ¿todo a cab a rá con la m uerte?, ¿no seré m ás que polvo, ceniza, n ada ?, ¿exis­ te el m ás a llá ? ... El m isterio de u ltratumba: ¡existe la inm o rta lid a d ! V ivim o s en el tiempo y vamos en vuelo raudo h a c ia la etern idad . ¡Lo e te rno ! Y , ¡se exige re n d ir cuen tas del tesoro de la v id a !... Y después, sólo dos v ía s se ab ren ante noso tros: la que lle v a a la fe ­ lic id a d e te rn a ; y la que conduce a la sem p ite rna de sd icha... E s im posible que, el que con lea ltad se caree con estos p rob le ­ mas, no sien ta sobre s í m ismo an sia s de su p e ra r lo te rreno p a ra con segu ir lo que jam á s acaba, la ten sión del flechazo del e sp íritu por lib e ra rse de la m a te ria y d a r en el b lan co del cielo. Y esta es la meta a que ap u n ta la S an ta M isión con estos actos gene rales: de­ te rm in a r en cada a lm a u n estado de se ria m ed itación , y c re a r en la m asa u n a atm ósfera de e sp iritu a lid a d que envue lva h a sta a los

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz