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2 7 4 A LA CONQUISTA DE UN ’ ’MUNDO MEJOR” E n e lla se desenvuelve p a c ífico y p rog re sista el v iv ir afanoso de un a s 300.000 personas. C ifra que fo rm a como el m ás re cien te e sla ­ bón de la cadena que h a ido fo rja n d o el tiempo, desde aquel p rim e ro a n illo que engarzó el c a p itá n A lo n so de M endoza, el 20 de octubre de 1548, a l e ch a r los cim ien to s de la fu t u ra c iu d ad y a sen ta r a llí, como p rim e r g rupo de moradores, a «20 vecinos encom endadores y feuda tarios» . L a im puso el nombre de N u e stra S e ñ o ra de la Paz, en recuerdo de la con co rd ia, a que a llí llegaron , después de re ñ id a cam ­ p aña, los conquistado res A lm a g ro y P iza rro . Un año más tarde, o sea, en 1549, el em pe rado r C a rlo s V expedía u n a re a l C édu la po r la que se recono cía a N u e s tra S e ñ o ra de la Paz como «ciudad de p rim e r orden en el nuevo re ino de Toledo» creado en Am é rica. Y la otorgaba en 1555 el poder de u s a r «escudo de armas». Hoy con serva la p á tin a de ese pasado en algunos de sus más cé ­ leb res m onum en tos: el templo g rand ioso de S an F ra n c is co , la Ig le ­ sia p a rro q u ia l de S an Sebastián , la p rim e ra que tuvo esta urbe y que se comenzó a c o n s tru ir en 1548, y que ateso ra u n a im agen de la V irg en del P ila r, rega lad a po r C a rlo s V , y que el pueb lo paceño ve ­ n e ra con la ad vocación de Nue stra Seño ra de la A sun ción . Aqu í nos tocó m isio n a r, y fuim os objeto de in o lv id ab le s atenciones po r pa rte del re cto r del templo, Mons. San tibáñez. Se re ve la asim ism o en los Museos y en va rio s cen tros com e rciale s y p rin c ip a lm e n te en los b a ­ rrio s más an tiguos con sus calle s muy irre g u la re s y pend ien tes, pero que n ada obsta p a ra que por a lgu n a s de e lla s pasen los modernos coches, c irc u le n los tra n v ía s y h ag a n su re co rrid o la s «góndolas», como se llam a n a llí a los autobuses de se rv icio público. S in embargo, aho ra esta urbe se p resen ta a l tu ris ta con a ire de g ran pob lación y de perfecto corte moderno po r sus am p lia s y g ra n ­ des aven ida s y p lazas, como la del Obelisco y la de M u rillo ; po r sus g rand io sas con stru ccion e s: la m oderna U n iv e rsid ad , el nuevo H o sp i­ t a l Obrero — en el que de sarro llam o s u n a s co n fe ren c ia s sobre D eon - to log ía M éd ica— , la C asa M u n ic ip a l o A yun tam ien to , el P a la c io del G ob ie rno y el L e g isla tiv o ; po r el em bellecim ien to de sus paseos y parques, po r la in ce san te expan sión de populosa urbe, po r la a g ita ­ ción e in con ten ib le ria d a de gentes que de con tinuo m a rc h a po r sus ca lle s y el activo trá fic o que se ad vie rte en la s v ía s púb licas. La Paz tiene b ien m e recida la fam a de se r u n a de las ciudades sud am e rican a s «más agradables» po r la so c ia b ilid ad de sus gentes, p o r el costumb rismo de sus ind io s, po r su mercado buhonero, po r la s itu a c ió n geog ráfica y la m a ra v illa de sus p a isa je s e xtrao rd in a rio s. E s además re sid en c ia de los altos poderes del Estado, sede a rzo ­ b ispa l, re sid en c ia de la s rep resen taciones d ip lom á tica s de los países

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