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SANTOS DE CARREA, O. F. M . CAP. 2 4 1 C risto pone, además, u n a serie de actos que de finen cla ram en te su in te n c ió n de fu n d a r un nuevo pueblo, u n a nue va com un idad (11). E n tre estos actos sob re salen : la elección de los d iscípu lo s, debida a la in ic ia t iv a e x c lu siv a de C ris to ; entre estos d isc ípu lo s Je sú s selec­ cio n a aquellos que v an a fo rm a r un g rupo e sp e c ia l: los apóstoles. E l tene r d iscípu lo s e ra u n p riv ile g io de todo g ran R ab in o jud ío . Pero el g rupo apostólico de C risto tiene u n ca rá c te r e sp e c ia l: son los de­ p o sita rio s de u n a g ran m isión que c um p lir, con tinuado re s del M ae s­ tro. E llo s re ciben el g ran m andato (M t. 28, 18-19; Me. 16, 15-16). R eciben poderes e x trao rd in a rio s (M t. 18, 18; Jn . 20, 19-23). Sobre todo, el p rim ado de Pedro (M t. 16, 13-19 ; Le. 22, 3 1-32 ; Jn . 21, 15- 17).A esto debemos a ñ a d ir la In s titu c ió n de la E u c a r is t ía : con e lla establece e in a u g u ra C risto la «nueva a lian za» , que los Apóstoles deben co n tin u a r. Esto supuesto podemos y a abo rda r b a jo un ángu lo ju sto el f a ­ moso p roblem a de la a u ten ticid ad jesuana de M t. 16, 18 (12). Y a hemos notado que Mt. era el ú n ico en em p lear la p a la b ra «ekklesía». E sto no quiere de cir que la re a lid a d no se encuen tre tam b ién en los otros evangelistas. Con todo, es cierto que el E vang e lio de Mt. es u n Evang e lio em inentem en te eclesiológico. Mt. se in te re sa m ás que los otros evange lista s en h a c e r re s a lta r los aspectos re lacionado s con la Ig le sia . Esto h a motivado, en parte , el que se ju z g a ra n estos elementos eclesiológicos de S. Mateo como algo red a ccio n a l, debidos exclusivam en te a la a c tiv id a d e in te n c ió n del p rim e r evange lista. Pero no re p re se n ta rían el au tén tico pensam ien to de C risto . No podemos nega r que en el p rim e r E vang e lio h a y m ucho de red a ccio n a l, donde podemos d e scu b rir fá c ilm e n te la s p reocupaciones del autor. Esto es p rop io de todo evange lista. Y hoy se in siste m ucho en este aspecto de los Evange lio s (13). E xiste u n a teología m ateana , como existe u n a teología m a rcan a , lu c a n a o yoannea. ¿Supone todo esto n e c e sa ria ­ mente que M t. h a tran sfo rm ad o el pensam ien to de C risto ? No. Mt. h a «explotado», h a de sarro llado ciertos aspectos que se en con trab an ge rm ina lm en te en la p rim itiv a tra d ic ió n e vangé lica y en la p re d i­ ca ción de Jesús. Todo esto nos lle v a a l famoso logion mateano sobre el p rim ado. Lo que ah o ra nos in te re sa es el aspecto m ás eclesiológico del m ism o . ( 11 ) C fr. M. Schm aus, obra cit., pp. 113 ss. ( 12 ) C fr. O. C u llm an n , Saint Pierre. Disciple-Apôtre-Martyr. N eu châtel, 1952 , pp. 143 - 191 . ( 13 ) C fr. X . L e o n -D u fo u r, Bulletin d ’exégèse du N. T. : Formgeschichte et Redaktionsgeschichte des Ev. synoptiques, en R . S . R , 46 ( 1958 ) 237 - 269 ,

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