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ES T UDIOS CR ISTO , P R IN C IP IO Y F IN DEL COSMOS L a p u b lic a c ió n de la ingen te y g en ia l obra de P. T e ilh a rd de C h a rd in h a puesto de a c tu a lid a d la lum in o sa d o c trin a fra n c is c a n a a ce rca del motivo f in a l de la E n c a rn a c ió n y del puesto de Cristo. D ios-Hom b re , en el Cosmos; y a l m ismo tiempo h a ilu strad o de u n modo nuevo la g rand io sa concepción p a u lin a sobre la C reación , la E n c a rn a c ió n y la R ed en ción y sus repe rcusiones en el campo de u n a e sp iritu a lid a d nueva, ad ap tada a los tiempos modernos, pero que es ta n an tig u a como el C ristian ism o , porque se in s p ira en las fuen te s m ás p u ra s de la s Sdas. E s c ritu ra s , de los Santos Pad res y de la con stan te tra d ic ió n de la Ig le s ia (1). Esto me im p u lsa a es­ c rib ir un a s ano tacione s a u n texto de S. P ab lo ; con trovertido , pero de u n a rique za in sondab le , según yo creo : E stá en la E p ísto la a los fie le s de Colosas, 1, 15-20. E l p a sa je de Col. 1, 15-20 es u n pa sa je n u c le a r en la C risto log ía p a u lin a , en cuan to describe la ab so lu ta p rim a c ía de C risto sobre todo lo creado y su in flu e n c ia so te rio lóg ica en el cosmos. U n a idea fu n d am e n ta l dom ina todo el texto : C risto , D ios y Hombre, es el primero en todo, y todas la s cosas, tan to v isib le s como in visib le s, (1) C. Tresmontant, Introducción al pensamiento de Teilhard de Chardin. Trad. de Jesús López (Madrid, 1958). «Lo trágico en el destino de Teilhard es que no ha sabido situar y definir, históricamente, ni para sí ni para los demás, este descubrimiento que él hace de su Cristianismo que es, simplemente, el Cris­ tianismo de las Fuentes, el de las Sagradas Escrituras, y el de los Padres, y el de la más constante tradición de la Iglesia». Y en la pág. 80: «Acaso, dentro de algunos siglos, cuando las incertidumbres del vocabulario de Teilhard, y las querellas de escuela, hayan dejado su puesto —el segundo— Teilhard aparezca, del mismo modo que Santa Teresa de Avila y San Juan de la Cruz hoy, como un modelo ofrecido al pueblo de los cristianos. Y el descubrimiento de la san­ tidad continuará su camino mortificante».

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