PS_NyG_1958v005n008p0131_0154
1 3 6 L A C O N Q U ISTA DE U N «M U N D O M E J O R » más el p a ís pod rá s a ld a r la deuda de g ra titu d p a ra con la s M isione s C a tó lica s que son la s que le h a n llevado a l p rogreso y c iv iliz a c ió n y h a n sabido sostener la in te g rid ad n a c io n a l en la s in có gn ita s fr o n te ras de la R epúb lica . Y se com po rtan, en la a c tu a lid ad , como las g rande s benefacto ras del p a ís en todos sus avance s y en la defensa y e levación del in d io c o n tra los abusos del e x tra n je ro y de la s re stan te s clases sociales. L a población del país, s in m eternos en d isqu isicione s e ru d ita s so bre’ la génesis y c a ra c te rística s de su s razas, la podemos d ife re n c ia r a s í: el indio, el m estizo y el blanco. E l indio es de e sta u ra co rrien te y grueso cuerpo, con an ch a s es paldas y pecho vo lum ino so ; la cabeza oblonga y de cabellos negros y ásperos, po r lo g en e ra l; la c a ra la rg a y lam p iñ a , fren te e stre cha y boca g rande , y de m ira d a fr ía y como no stálg ica. L a tó n ica de su exp resión es m ed itabunda , se ria y siempre triste , excepto «cuando h a n bebido», se nos d ijo . E n sus costumbres, se le acusa de re fra c ta rio a toda in n o va c ió n y progreso, y que p re fie re la m ise ria en que está a l co n fo rt que la sociedad m oderna le b rin d a . Con lo que la tie rra espon táneam en te le da, vive fe liz ; y duerm e en el suelo y h a s ta a la in tem pe rie . Ado ra su m íse ra choza y se con sidera rico con la s la n a s que, p a ra el te jido de sus vestidos, le p ropo rcion a el ganado. Es atávico en exceso, m uy en ca riñ ado a ra c ia le s y ru d im en ta rio s usos, y el progreso no parece que tenga m isión n in g u n a que c um p lir en él. Este es el concepto gene ra l form ado de él. S in embargo, a l ve rlos en muchos luga re s y d ive rsa s ocasiones con esbeltez de e sta tu a h e lé n ic a en sus cuerpos — exponente del vigo r y p u re za de la ra za— , con faccione s b ien m a rcada s, como la s del «homo sapiens», siempre me asaltó la idea de que toda esa v isió n peyo ra tiva del pobre in d io no fuese sino re su ltan te ta n sólo de p re ju ic io s an ce stra le s co n tra él, brote del m uy crecido desprecio en que se le tiene y con secuen cia del in fa n tilism o irre d e n to en que se le considera. E l in d io es u n n iñ o g rande, se asegura. Pero, como al pequeño, en los p rim e ro s años, y respecto de la escuela, ¿no le p a s a rá a l «grande», que abom ina de lo culto, porque todo con tacto se lo h a n o frecido con métodos s im ila re s a los de «palmotazos en la s m anos y en la s uñas», que u sa ro n tan to s «dom ine cabra», del p re té rito , y que tod avía andan sueltos po r m u ch a s p a rte s del m undo? Con u n a tá c tic a nueva, re fo rm ada y m e jo rada , no se c o n q u ista ría f á c il mente a l in d io p a ra la c iv iliz a c ió n como se h a ganado ya hoy p a ra la s le tra s a la ca si to ta lid ad de los n iñ o s? B u en quehace r éste p a ra la s activid ade s del E stado y de otros o rgan ism os im po rtan te s que, con el tesón y entusiasm o de la m ad re que e stim u la a su pequeño a a cu d ir y e n tra r en el colegio y no le p erm ite entre tenerse en la
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz