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P . S IX T O M A R IA DE PE SQ U E R A , O. F . M . CAP. 1 4 3 c a rta s, extend idas de ba lcón a balcón, sobre la s ca lle s de m ás t r á ­ fico, y, de modo asim ism o llam a tivo , los buenos d ib u jan te s y p e n ­ do lista s u tiliz a ro n todo su arte y té cn ica en d iseñ a r sobre el m ismo pavim en to de la s p laza s y en los cruces de aven ida s de m ucho p ú ­ blico, le tre ro s y g rá fico s alu sivo s a la inm ed ia ta empresa m isionera. Todos los viand an te s, del m atiz o credo que fu e ran , se topaban por doquier con el an un c io o d ib u jo exp resivo del hecho re lig io so t r a s ­ cendente que iba a empezar m uy en breve. V ib rab a po r doquier po­ tente el pregón de « \SANTA M IS ION '.». ¿ E ra exclu sivam en te a l hombre de la v ía p ú b lic a y de los pe­ queños o g rande s negocios, a l que, como más a tu rd id o y absorto en el te rreno , se in te n tab a p referen tem en te in fo rm a r del p róxim o acae ­ cer re lig ioso? No sólo a él, sino a todos, porque el m en sa je evangélico no reconoce clases, es sen cillam en te u n iv e rsa l. Y p a ra la m e jo ra y e levación de la s alm as, s in d is c rim in iz a c ió n de raza s n i de atuendos, ib an encam inado s los a rtícu lo s y frecuen te s no ta s en la prensa, la s em isiones y c h a rla s po r la radio, la s fra se s lum ino sa s de teatros y cines. De todos estos modernos medios de in fo rm a tivo s se echó m a ­ no, a fin de que no quedase n i in d iv id u o n i rin c ó n a l que no llegase la «buena nueva» de paz y de g ra c ia que, en nombre de Je su cristo , p a ra todos t r a ía n los M isioneros. M ás a ú n ; llegó a m on tarse un ráp ido y numeroso grupo motorizado, p a ra re co rre r en p ropagand a de apostolado toda la c iu d ad y acud ir, con toda lige reza a los ex­ tra rra d io s y subu rb io s m ás remotos que h u b ie ra y en cuan tos casos fuese necesario . P o r ú ltim o , en el m ismo p a la cio , m e jo r, re sid en cia episcopal, se estableció la oficina central de la Santa M isión — algo a s í como lo que, en gue rra, se denom ina « cuartel general»— , con se rv icio de d ía y de n o c h e ; y fun cionó ta n perfectam en te, con tan to esmero y p u n tu a lid a d en los se rvicios, que no fué supe rada en n in ­ guna o tra población. Cochabamba, no obstante, ser la c iu d ad en que se in ic ia b a n la s M isione s en B o liv ia , ya desde el com ienzo, lo tuvo todo ta n p revisto y resuelto, que merece la palma de oro en o rg a ­ n iza c ió n de esta m agna em presa apostólica. LA EN T R E G A D E POD ERES , NOM BRE DE LOS M IS IO N E RO S Y PRO G RAM A G EN E R A L A PON ER EN E JE C U C IO N U ltim ado ya, en todos sus detalles, el p la n a seguir, sólo re s­ tab a de sign a r p a ra cada cen tro los M isioneros, en a rm ó n ica con ­ ju n c ió n de necesidades m ás ap rem ian te s del lu g a r y dotes perso ­ n a le s del p red icado r. Desde el co razón de la ciud ad h a s ta los n ú ­ cleos de poblado de la s afue ra s, Cochabam ba queda a sí re p a rtid a