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A la conquistadeun“mundomejor“ E x p e d ic ió n M is io n e ra a B o liv ia I EL PAPA Y ESPAÑA POR AMERICA Con reiterada insistencia el Papa actual, Pío X II, ha patentizado la honda preocupación que le embarga ante la peripecia presente del catolicismo en H ispano-América, país que nació, en la misma aurora de su descubrim iento, pu jante y sonriente la fe católica, y que hoy corre el riesgo de ser anegado y envuelto por la riada arro­ lladora de la herejía y del materialismo, ya que sobre él, se está desencadenando una pertinaz acción de fuerzas mortales: la inva ­ sión de las sectas protestantes que embaucan a los sencillos por medio del regalo de dólares, la secularización de la vida —vivir bien y sin problemas, gozar y disfrutar, es lema casi único de muchos, y la penetración del marxismo «que se man ifiesta en las Universidades com o el elemento más activo y que tiene en sus manos casi todas las organizaciones de trabajadores», por la carencia de adalides ca ­ tólicos, y finalmente, los brotes de un espiritismo inquietante. Esta situación está hoy despertando creciente interés en todas las conciencias del mundo creyente, pero, de modo singular, con s­ tituye el ápice de las atenciones apostólicas de España, ya que cuanto de próspero o adverso para la fe allí suceda, le afecta íntimamente por ser sus propios m isioneros los forjadores de esa «magna empresa de evangelización» — la mayor que conoce la historia— , y ser aún h oy sus mismos h ijos los que más denodadamente la defienden , no obstante el escaso número en que se encuen tran ; y, por último, esas tierras han sido, en otro tiempo, parte integrante y preciosa de la madre Patria, que las sigue amando y cuyos lazos de unión y com ­ penetración nadie ha podido romper. Impulsados por tan justa y loable motivación salían el 10 de mayo de 1957, del puerto de Barcelona, varios Religiosos Misioneros — cuyas fotogra fías y nombres divulgó ampliamente la prensa na ­ cional y no es del caso repetir aquí— , con rumbo a América. Eran enviados en m isión de paz, no por príncipes de la tierra, sino por

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