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P. CARLOS DE VILLAPADIERNA, O. F. M. CAP. 121 do ún icamente los reinos meridionales de Isi y de Larsa, que ter­ m inan cayendo en poder del amorreo Hammurabi (1750). Aquí te r­ m ina la h istoria de los Sumerios; absorbidos por la preponderancia semita, no se hablará más de ellos. Pero si su existencia política y étn ica term inó, los Sumerios si­ guen viviendo en lo m ejor de su vida : la civilización. Los Babilonios y los Asirios no h icieron sino recoger y continuar la civilización su - meriana. Una de las señales más palpables de la permanencia «es­ piritual» de los Sumerios durante toda la historia de Babilonia y Asiría, es que hasta el final, hasta una centena de años antes de la era cristiana, los semitas de Mesopotam ia conservaron el sume- río com o lengua litúrgica y cien tífica , lo mismo que los reinos o c ­ cidentales del Medievo utilizaron el latín. Esta civilización sumeriana, la primera y la más antigua del mundo, desarrollada a lo largo de una larga historia y heredada por los Babilonios y Asirios y mediante ellos por el mundo helen ís­ tico, precursor del nuestro, ha sido reconstruida hasta en los más inesperados detalles por los asiriólogos y sumeriólogos. LA HISTORIA COMIENZA EN SUMERIA Gracias a los trabajos realizados durante cincuenta años de laboriosidad ocu lta y sacrificada, los sabios han podido lanzar la frase revolucionaria: «La Historia comienza en Sumeria». «Es de­ cir, que la primera civilización del mundo —no una simple «cu l­ tura», com o ha habido tantas a lo largo de nuestra inmensa preh is­ toria, sino el resultado de todas estas «culturas» en progreso, su fru to perfecto, la civilización plena y auténtica, con la riqueza de vida, la pe rfe cción y variedad que im p lica: la organización social y p o lítica ; el establecim iento de ciudades y de Estados; la creación de instituciones, de obligaciones y derechos; la producción orga ­ nizada del alimento, del vestido y de los utensilios, la ordenación del com ercio y de las transacciones; la aparición de formas m o ­ numentales y superiores de a rte; los com ienzos del espíritu cien tí­ fic o ; en fin , y sobre todo, la invención prodigiosa y la adaptación de una escritura sistematizada, perm itiendo fija r y propagar los conocim ien tos— todo esto ha sido creado e instaurado por los Su­ merios. Esta riqueza y organización admirables de la vida humana no aparecieron por primera vez sino en el cuarto m ilén io antes de Cristo, en el país de Sumeria, en la parte ba ja de Mesopotam ia, al sur de la moderna Bagdad, entre el Tigris y el Eúfrates» (5). Todas (5 ) ib id ., p á g . 13.

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