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1 1 4 ONTOLOGIA SOBRENATURAL EN EM ILIO MERSCH, S. J . ellas tal vez insistan demasiado en comparar la doctrina del P. Mersch con teorías preconcebidas, descuidando la cuestión principal de la crítica teológica : examinar su con form idad con la realidad de los datos revelados. Se reconoce en el P. Mersch, más que a un d ialéctico, a un h om bre dotado de una gran intuición. Existe en su obra un cona to —muy laudable— por fundir la concepción teológica griega en los moldes del tomismo. Su concepción sobre la unidad del objeto, aún material, de la Teología en Cristo defiere en gran manera, a ju icio de un cr i tico tomista, de la concepción de Santo Tomás. Según el Angélico, el ob jeto material de la Teología consta de dos partes: Dios com o es en sí y Dios en cuanto proyectado al exterior, m an ifestado en sus obras (econom ía). También Santo Tomás, de modo contrario a Mersch, considera la naturaleza como tal y la gracia en cuanto gra cia independiente de su recapitu lación en Cristo. Y esto, se hace n o tar, prescindiendo de su tesis sobre el motivo de la Encarnación. Aun si el D octor Angélico hubiera defendido la sentencia opuesta, en na da tendría que cambiar la estructura de la Suma Teológica. Se ha ca lificado la teoría de Mersch sobre la asunción de todos los hombres en Cristo com o progreso peligroso sobre la doctrina de los Santos Padres y Santo Tomás. Pues la unión con Cristo en ese punto de la esencial sociabilidad de los hombres constituye para Mersch el fundam ento de la redención, m ientras que para Santo Tomás, por ejemplo, la unión con Cristo com ienza a tener razón de ser una vez supuesta la redención. La explicación de la revelación com o iden tificada con la reali dad del misterio e incorporada a la conciencia de Cristo, depende de unos presupuestos filosóficos sobre el conocim iento, que al Padre Congar le parecen más bonaventurianos que tomistas. Es igualmente Congar quien encuentra en la obra de Mersch «intemperancia de afirmaciones en cosas difíciles y delicadas», notando entre parén tesis los capítulos quince y dieciséis. No explica nada más sobre esta intemperancia. Y precisamente el capítu lo dieciséis contiene el nú cleo de nuestra exposición sobre la ontología sobrenatural. Hagamos ya algunas reflexiones personales sobre el proceso ló gico de esa ontología. Indudablemente que la exp licación del Mersch puede aparecer óptima, al menos en un primer m om en to: Salva perfectam ente la gratuidad del orden sobrenatural en la trascendencia que ese nuevo modo de ser importa respecto de las creaturas. Parece explicar tam bién su ficientemente la homogeneidad entre naturaleza y sobrena- turaleza, al tratarse simplemente de una actuación nueva de lo que era antes. Con la negación, pues, de toda posible exigencia en la
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