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la empresa. Finalmente, se sobreentiende la iniciativa privada y la concurrencia libre. P. PELAYO DE ZAMAYON, O. F. M . CAP. 8 9 5.— ACTITUD DE LA IGLESIA Hay en el capitalismo dos aspectos que conviene distinguir: El concepto — o mejor el sistema— como tal, y las realizaciones que a lo largo de los tiempos ha tenido. Algo parecido acontece con los demás sistemas económicos: para enjuiciarlos correctamente y con forme a la verdad objetiva, es preciso distinguir su esencia con ceptual y sus concreciones históricas. ¿Qué enseña, pues, la Igle sia respecto del capitalismo en sus dos aspectos: el esencial y el existencial? Ha condenado el segundo, pero no el primero. Es decir, reprueba los abusos y vicios que lo han afeado, mas no rechaza el capita lismo como tal. En cambio, sí condena otros régímenes económicos. 6.— EL COMUNISMO Hay un sistema económico, que en su lógica evolución se ex tiende más allá de la economía, al orden social, político, moral, fi losófico y hasta el religioso, o mejor antirreligioso: El comunismo. La Iglesia lo ha condenado como ta l; es decir, no solamente en sus abusos, en sus consecuencias más o menos rectamente dedu cidas, en los defectos que accidentalmente puedan darse en su apli cación, como puede acontecer en la cualquier instrumento o método por culpa de los encargados de manejarlo o de seguirlo; no; sino por ser intrínsecamente inmoral. Basten estos testimonios: «Venerables Hermanos: tal es el nuevo Evangelio, que el comunismo bolchevique y ateo pretende anunciar a la hu manidad como un mensaje de salvación y de redención! Sis tema lleno de errores y sofismas; opuestos a la razón y a la revelación divina; subversivo del orden social, porque destruye sus bases fundamentales; desconocedor del verdadero origen, naturaleza y fin del Estado; negador de los derechos de la personalidad humana, de su dignidad y libertad» (8). ( 8 ) Pío XI, Encíclica Divini Redemptoris, n. 14.
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